Morelia, Mich. | Acueducto Noticias / Irene Valdivia.- José Guadalupe Franco Tenorio es un sacerdote moreliano de 78 años, quien lleva más de 50 años ejerciendo su misión religiosa, actualmente sirve en la Catedral de Morelia.
Es miembro del Cabildo de la Catedral Metropolitana, pero además comparte con el Padre Miguel Contreras un deber único en la ciudad: hacer exorcismos.
Un exorcismo es, según diferentes creencias religiosas, una lucha contra una fuerza maligna que se encuentra invadiendo a una persona, o incluso a un objeto. Esta lucha se realiza como un intento de liberar al huésped de la entidad maligna, expulsando lo demoníaco a través de la fe.
El sacerdote considera la amenaza real de un mal que debe ser atendido desde la fe, a través de los exorcismos.
El presbítero, explicó que se inició en este oficio motivado por el misterio que Dios le representaba y de una búsqueda por resolver esta “curiosidad”.
“Él va haciéndonos sentir su llamado de distintas maneras. Yo no pensaba ser sacerdote, pero pues son sus caminos”, dijo.
Sus días comienzan a las 5:00 de la mañana, con una hora de oración. A las 8:15 de la mañana, participa en la celebración de oficio, encargándose de los confesionarios. Desde las 9:00 se atienden personas que “se ven afectadas de alguna manera por el demonio”, o que necesitan orientación. Luego, hacemos un descanso a las 17:00 horas hasta la celebración de la misa de las 19:00 horas.
“El demonio existe. No es un cuento. Él quiere esconderse, matar a las personas. El demonio, normalmente, en su acción ordinaria, es la tentación. Pero la acción extraordinaria, que puede ser múltiple, desde una posesión, vejación, obsesión o infestación, se va manifestando en algunas personas por causas diversas”, explica el padre Franco Tenorio quien, afirma que actualmente atiende a tres o cuatro casos de “verdadera posesión.”
“Cuando existe una posesión, los casos y las causas son diferentes, pero también la duración o la liberación es diferente, depende de la voluntad de Dios, primeramente. Y depende de la disposición de la persona porque en la medida en que colabora, más fácilmente logra la liberación”, comenta el presbítero, al mismo tiempo que reconoce, “podría sonar a ocupación de película”.
“Yo diría que hay que distinguir entre lo que aparece en las películas y la realidad. En las películas se tiene mucha preocupación de impactar a las personas. Es diferente, es muy fuerte. Supone mucha oración. Supone mucha cercanía con Dios, supone la paz en la persona, de tal manera que no se deje dominar del miedo, que le impulse la fe, la confianza en Dios”, manifiesta.