Acueducto, columna
Ante la falta de fuertes perfiles, capaces de ganar de un manotazo en las urnas las elecciones locales en la capital michoacana, Morena sigue en busca de un fuerte aspirante, aunque uno de los más visible lo tiene a la vista; se trata del ex perredista, el diputado local, Juan Carlos Barragán.
Sin embargo, no cuenta del todo con el aval ni de la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum Pardo ni del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, pese a que es uno de los más posicionados en las encuestas de preferencias políticas electorales, rumbo a los próximos comicios de junio.
De esos sondeos ciudadanos, los detractores internos de Juan Carlos Barragán resaltan los puntos negativos, más que los positivos, descalificándolo de inmediato, argumentando que por ello poco tendría que hacer contra un oponente como Alfonso Martínez Alcázar que irá por la reelección.
El congresista moreliano conoce a Claudia Sheinbaum cuando ella gobernada la capital mexicana y él fungía como director general de Desarrollo Económico de la entonces delegación Coyoacán, cuyo titular era Mauricio Toledo Gutiérrez -hoy sigue acusado de enriquecimiento ilícito-.
De su relación con el mandatario michoacano que depende de sus consejeros medievales, se establece más protocolaria que nada, cercana a lo institucional, porque el legislador no se muestra como incondicional, prefiere el jugueteo de la negociación política; trata de mantener una sana distancia.
Baste decir que en la campaña del entonces candidato a gobernador uno de los morenistas que realmente mostraba músculo político en las manifestaciones en Morelia era precisamente Juan Carlos Barragán, quien lograba un poder de convocatoria más que otros que la presumían.
Polémico, controvertido, que ha zanjado una serie de denuncias, quejas y observaciones por presuntas irregularidades en el ejercicio público, está arropado por los moronistas que muchos de ellos consideran que debe ser el candidato a la alcaldía de Morelia, al ser el mejor posicionado.