Cherán/Samuel Ponce Morales
Después de meses de organización, con mayoritaria dificultad para coincidir en los términos y aún más en la sede, finalmente aquí, inicio el primer intento para unificar a los pueblos indígenas purépechas.
Con un par de horas de retraso se dieron cita más de dos centenares de convocados, quienes se distribuirán en nueve mesas de trabajo, pero antes el acto de bienvenida que incluyó el cántico del himno purépecha y los honores a las banderas, a la étnica y a la nacional.
Un presidum impresionante por su número de presentes, más de veinte, casi treinta, así como la aparente interminable paso de lista de las autoridades indígenas que se presentaron, luego la bienvenida e inmediatamente una conferencia sobre el proceso jurídico afrontado por Cherán en su lucha por lograr su autogobierno, a través de su Concejo.
En la plaza principal, y en medio del día de tianguis, donde el bullicio mercader y el retoque de las campanas de la iglesia principal distraía las el buen escuchar de las intervenciones que a veces tomaban características de desesperación pero de sus receptores.
Antes de la instalación de las mesas de trabajo, el registro de delegados y una ofrenda a la madre naturaleza y el encendido de una fogata que simboliza el inicio de la última lucha de los cheranenses.
Las mujeres eran minoría y más las que iban vestidas de traje tradicionales de la región. Hubo desesperación por tan prolongadas participaciones suscitadas el acto de bienvenida y de la conferencia.