Morelia/Héctor Tapia
Nuevamente a pasar por los filtros de seguridad que se instalaron en las calles aledañas al primer cuadro de la ciudad de Morelia; por la noche para presenciar el Grito de Independencia, ahora para ver el Desfile Cívico Militar conmemorativo al Día de la Independencia.
“Es por su seguridad”, dice un elemento de seguridad a un par de jóvenes, a quienes les revisa sus mochilas y que llevan sus sillas plegables bajo la mano para ver los contingentes del desfile. No son los únicos. Otros hacen lo mismo. Llevan gorras, sombreros, lo que sea para tapar el sol, dado que a las 11 de la mañana comienza el desfile y se extenderá hasta pasado medio día, justo cuando se siente que el sol quema la piel.
Sin embargo, todavía es temprano. Vendedores ambulantes pasan también los filtros. Llevan vitroleas con aguas frescas, de horchata y de limón. Otros llevan chicharrones. Unos más siguen vendiendo sombreros y pintando los rostros de los morelianos que van llegando a la Avenida Madero para instalarse.
Todos se van instalando en la avenida. No importan que falte para comenzar; es mejor esperar a perder el lugar al que se llegó. Otros más, desde los ventanales de las casas, de los balcones de los hoteles, e incluso desde las azoteas, se van acomodando. La escena se repite a lo largo de esa avenida.
Llega el gobernador del estado, Salvador Jara Guerrero, con toda su escolta que sirve de barrera a periodistas preguntones. Se resguarda, entra a Palacio de Gobierno.
Los primeros contingentes serán los militare y de las corporaciones de seguridad, tanto federales, como de la Fuerza Ciudadana y de los servidores públicos del ayuntamiento de Morelia.
El desfile comienza en la Plaza Villalongín, frente a Las Tarascas. Cada contingente avanza.
Salen los burócratas capitalinos, les siguen los militares, que avanzan marchando, parejos, sincronizados. Luego los vehículos oficiales militares. La Policía Federal, la Fuerza Ciudadana, del Servicio Militar Nacional.
Pasan frente a Palacio de Gobierno. Tanto el gobernador del estado, Salvador Jara Guerrero, como parte de su gabinete y autoridades militares, observan el desfile; el mandatario michoacano extiende la mano, saluda a cada contingente, sonríe.
Siguen escuelas, desde los internados, hasta las secundarias y preparatorias, abundan las instituciones educativas privadas.
Toca el turno a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; no se puede quedar atrás, va la multipremiada banda de guerra; desfilan también las distintas facultades de la máxima casa de estudios.
Los efectos del sol comienzan a hacer estragos y el vendedor de nieves su agosto. Se eleva la temperatura; sin embargo, los miles de morelianos siguen sentados en las banquetas, en sus sillas portables, o donde sea posible. Quieren terminar de ver el tradicional desfile. Sigue habiendo filtros de vigilancia en cada calle, militares y policías dispersos, observando. Por su parte, los morelianos sonríen, platican, aplauden. El desfile está concluyendo.