El Venadito de Atapaneo, una gran historia

Imagen ACG/Asaid Castro
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°»El Venadito hizo que nos vieran…»

Atapaneo, Morelia, Mich. | Samuel Ponce/Acueducto Online.- A la orilla de carretera, de dos grisientos carriles, de esta comunidad migrante, cuya población flotante, apenas rebasa los dos mil habitantes, se sitúa una de las mejores escuelas del estado, la secundaria técnica 114 Luis Donaldo Colosio y, a su interior, El Venadito de Atapaneo.

Ahí, el bullicio estudiantil, adolescente, ataja de cierta forma el ruidoso fluir vehicular de a lado, pero desde la explanada cívica, de concreto, se logra percibir, en un lenguaje difuso, los gritos de los imberbes jugadores que van y viene en ese campo de futbol en donde el polvo parece deletrear sus figuras.

En la única pared de ese lugar, en el cual puede uno imaginarse las decenas sobre todo de colegiales y profesores honrando a los símbolos patrios, se encuentra en horizontal mural ilustrando un entorno de la naturaleza y en medio un erguido venado, el símbolo de uno de los más interesantes proyectos educativos:

El Venadito de Atapaneo, el periódico escolar que, a casi ocho años de su nacimiento, de su espíritu por avivar los encantos de la lectura y de la redacción, ha traspasado fronteras, incluso más allá de los territorios del estado y hasta del país. De eso dan cuenta por, lo pronto, siete de los protagonistas.

EL GRAN ORGULLO

Imagen Asaid Castro/ACG

«¡Nosotros no suspendemos clases!, seguramente por eso rebasamos nuestra capacidad estudiantil que es de cien alumnos, pero tenemos más de cuatrocientos, vienen, no solo de los municipios vecinos, sino hasta de Morelia, dice un orgulloso director de la secundaria técnica 114,» Luis Donaldo Colosio.

“Aquí damos clases, aunque hay maestros de diferentes corrientes magisteriales que realizan sus acciones fuera de ellas, de la escuela, refiere entrevistado en la principal explanada escolar. Aquí los maestros están muy bien preparados, acota, hay quienes tienen estudios desde Maestría hasta Doctorado.

Samuel Ponce.- Suspender clases, más allá de las oficiales, no se daba en cualquier otra escuela del estado, conoce alguna, algunas…

Melchor Castro.- No, ninguna.

Por eso, ataja, a nivel estatal, en muchos aspectos somos los mejores, no solo en un área, a pesar de falta de suficiente apoyo oficial. Hemos logrado primeros lugares, prosigue, en el estado, en el país y fuera de él, por ejemplo, en España, en particular en Rumania obtuvimos el segundo lugar mundial en computación.

La charla se da en un entorno de bullicio estudiantil, como si fuera un intermedio entre clase y clase, pero no lo es. Melchor Castro, el director infiere, en broma, que va por su segunda jubilación, tiene 29 años en la institución de educación básica, llegó desde que era una extensión de la secundaria 65.

Luego, él la fundó, tras conseguir la donación ejidal y la clave oficial de las autoridades educativas, iniciando con 77 niños, adolescentes, y 10 maestros, hoy en día son 420 y 62, respectivamente, aunque en el segundo punto se incluye el resto del personal de la escuela, cuyo asentamiento inicio en una parcela, sin ser de “palitos”.

De aquí, de la Luis Donaldo Colosio, nos señala el profesor Melchor han surgido grandes profesionistas, grandes empresarios, sin nombres, comparte el de un campeón de oratorio quien hoy se destaca como un importante hombre de negocios del noroeste michoacano

¿No han surgido políticos…?

No, políticos no.

¿Forman pura gente de bien?

Políticos no tenemos.

Acerca de las debilidades o carencias de la secundaria técnica 114 habla esencialmente de la falta de la barda perimetral y de un auditorio. Enfatiza que con un buen auditorio se elevaría aún más la calidad de enseñanza, entre el deporte, las pláticas y los concursos sobre todo de declamación y de oratoria, en donde se crean campeones.

Y al mencionar a uno de los íconos del plantel, el periódico escolar trimestral: El Venadito de Atapaneo, establece que surgió hace en octubre de hace siete años, por la inquietud de los maestros, por necesidad de una mayor comunicación entre ellos y los alumnos, lo cual se empezó con colaboraciones y cooperaciones voluntarias.

DIAMANTES EN BRUTO

Imágenes Asaid Castro/ACG

Ambos son profesores de español, de ahí la coincidencia para fundar el periódico trimestral escolar El Venadito de Atapaneo. Luis Pedraza y Natalí Robles nos hablan sobre ese medio de comunicación estudiantil, uno de los escasos que hay en territorio michoacano, surgido hace ya casi ocho años en la secundaria técnica 114 “Luis Donaldo Colosio”.

Para ellos, El Venadito nació para impulsar con mayor profundidad la comunicación en la institución y promover la escritura y lectura, en forma didáctica, pero más atractiva, lúdica; sin embargo, Luis es acotador: es un trampolín para promover la lectura, en tanto que Natalí más horizontal: es una gran herramienta adicional a las clases.

Los dos se lamentan la falta de recursos para que el periódico sea más constante, solo son tres números por cada año escolar, los cuales pasaron de cuatro a doce páginas, con una impresión de mil ejemplares y un costo de diez mil pesos por tiraje, a distribuir en la propia y otras escuelas, así como instituciones, pero por igual a Estados Unidos.

Para hacer realidad El Venadito de Atapaneo, en donde participan alumnos que lo deseen, en la secundaria se efectúan recaudaciones, a través de una serie de eventos como rifas o kermés, aunque se plantea demandar aportaciones no solo a paisanos en el estado o en territorio mexicano, sino por igual a los que viven en el vecino país.

Entre los integrantes del equipo editorial hay adolescentes que paso a paso van delineando bosquejos de lo que puede ser su futuro profesional. En ese sentido, Natalí dice que, por ejemplo, Vida quiere ser periodista, estudiar ciencias de la comunicación, en tanto que –hoy en día más interesado en los medios- Braulio tiene en la mente ser historiador.

¿Son diamante en bruto, crees que algunos lleguen a ser grandes escritores?

Si, definitivamente…

Del contenido del medio impreso, Luis infiere que los temas se proponen de abajo hacia arriba, es decir, de los alumnos, aunque Natalí ilustra que algunas secciones se vinculan con las materias académicas y otras con géneros periodísticos como la llamada Qué empiece la entrevista, en donde a corto plazo aparecerá la que se hizo al escritor Juan Villoro.

Y a la par del periódico, el cual ya llegó a presentarse en Colombia como un proyecto de innovación pedagógica, ya se han adoptado las nuevas tecnologías digitales, de ahí el adentrarse al mundo, por ejemplo, al podcast, en donde recientemente enmarcan una charla, periodísticamente hablando, con el ex gobernador y ex alcalde de Morelia, Fausto Vallejo Figueroa

Luis reconoce que el Venadito de Atapaneo no es el único medio impreso escolar en la entidad, sino que tiene conocimiento de la existencia de otros ubicados en secundarias como la técnica 15, de aquí, en Morelia, y de Ciudad Hidalgo, en el oriente michoacano; sin embargo, acota, uno de sus valores es que traspasa las fronteras de lo académico y de la institución.

Los otros periódicos, ¿les llegan a los pies?

-Cada uno tiene su valor…

REPORTERA DE DIEZ

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Entre los estudiantes adolescentes que participan activamente en El Venadito de Atapaneo se encuentran Kimberly Paola, de 13 años de edad, y Víctor Adair, de 14. Ambos son entrevistados en la explanada de la propia secundaria técnica 114, cuyo mural está dedicado precisamente al símbolo del medio impreso escolar.

Los dos, quienes se muestran inquietos, nerviosos en la charla, coinciden en que realizar labores en El Venadito, sobre todo como pequeños reporteros, les permite fortalecer vínculo con los maestros, aprender más de las materias académicas, fomentar la lectura y escritura y sobre todo trabajar con fluir. “es una actividad muy bonita”, avalan.

A ver Kimberly, ¿tú qué haces?

-Yo soy reportera y, pues, también fotógrafa…

Ella nos relata que sus principales trabajos publicados tienen que ver con temas como los ecosistemas.

“Entrevistas en particular no he hecho, bueno, hice una transmitiendo en vivo. Yo hago más bien como reportajes, uno de ellos cuando fuimos al Sistema Michoacano de Radio y Televisión, una de mis experiencias más bonitas”.  

Víctor, quien es el menos relajado, mostrándose con breves respuestas, dice que también hace reportajes y artículos, uno de los cuales se refiere a la creatividad y arte zumbante, una historieta creada con poco texto y muchas imágenes; además, acota, asiste a varias presentaciones del periódico, en diferentes foros, pero al exterior de institución educativa.

En los hogares de Kimberly y Víctor los familiares se sienten orgullosos de que estén en El Venadito, en tanto en la escuela, subrayan que de ninguna manera sufren bullyng, al contrario, “hay un reconocimiento y mayor vinculación y hasta algunos se involucran en el proyecto, aunque directamente; a veces expresan su admiración por lo que hacemos”.

Kimberly ataja: lo que es por un gusto, el gusto de participar en este proyecto y, si bien, reconoce, que se trata de un esfuerzo extra a su responsabilidad como alumna, no ha bajado sus calificaciones, cuyo promedio va de 9 a 10, aunque acepta que el trimestre pasado fue “de puro 10”. No, no es algo que me afecte, resume con tal naturalidad.

Para Víctor tampoco hay problema. “Manejo bien el estar atento tanto en el aula como en el periódico”, dice. Con un nerviosismo que se va atenuando, sin pretender irse, subraya: si me pierdo alguna exposición de los maestros por atender necesidades del impreso, en la tarde o al día siguiente pregunto a mis compañeros y me pongo al corriente.

Al final de la plática periodística, hablan de que lo quisieran ser. Víctor tiene más enfocado su futuro profesional: me gustaría estudiar una rama del periodismo o algo que comunique, mientras que Kilmberly oscila sus aspiraciones entre reportera, sobre todo en radio, o escritora, pero también visualiza su interés por la biología marina.

JUAN VILLORO, LA ENTREVISTA

Imagen especial

En la charla, la profesora Natalí se entusiasma, en especial cuando abordamos la entrevista realizada por El Venadito de Atapaneo al escritor Juan Villoro -por dos imberbes reporteros escolares: Vida y Víctor-, en el marco de la presentación de su más reciente novela El Doctor Zíper y Las palabras perdidas.

Y es que en la capital michoacana se dio a conocer la obra -en medio de la celebración del Día Nacional del Libro- que, de acuerdo a su autor, “es una aventura que aborda cómo recuperar esos vocablos que un grupo de egoístas expertos en la lengua quiere usufructuar”.

La profesora recuerda su sorpresa de lograr con facilidad la anuencia para la ansiada platica y el rostro de sorpresa, de admiración, del escritor al tener enfrente a tan pequeños reporteros; “nos regaló unos minutos para la entrevista, nos firmó libros, nos tomamos fotos y vídeos con él”.

Los pequeños Vida Sofía y Braulio, asesorados por sus maestros de español y fundadores de El Venadito, Natalí y Luis, fueron los que en la capital michoacana entrevistaron al escritor Juan Villoro, quien tiene en su haber innumerables premios, entre ellos un iberoamericano de narrativa.

Para, Vida Sofía, aspirante a periodista, era su segunda entrevista, y para Braulio, prospecto a historiador o político, era su primera vez, de ahí parte de su “poquito” nerviosismo; sin embargo, para enfrentar al escritor se prepararon lo más posible como leer uno de sus últimos libros y escucharlo…

Él, se confiesa abiertamente, sin diques de contención, nos habla que en casi todas las preguntas se puso nervioso, pues algunas se le trababan, “ahí andaba todo tembloroso, aunque mi compañera, mi amiga Vida, me ayudaba a recordarlas.

¿Qué impresión les causó Juan Villoro antes y después de la entrevista?

-Braulio: que desde niño no leía, no le gustaba leer, que más o menos en la secundaria empezó, aunque se aburría, pero me resulta impresionante que terminó siendo un escritor famoso y que hace libros para niños.

-Vida Sofía: la verdad, yo ya lo conocía algo, pero me lo imaginaba que era más serio, que no hablaba mucho, pero cuando lo vi en persona es como más amable, más amigable.

Serio, ¿cómo viejo amargado?

-No, no tanto así.

¿Poquito?

-Sí.

A ella y a él, estar en El Venadito les cambió la vida, porque aprenden y se divierten a la vez, “es algo muy bonito, muy bonito, puntualiza Braulio, pero a Vida Sofía la experiencia con el escritor le ayudó alejar los nervios, a ser más segura, “ya no me equivoco, las preguntas ya no se me olvidan”.  

Y, como dijo Luis -un estudiante que hizo un receso en su paso por la gran explanada cívica-,

El Venadito hizo que nos vieran…