1.- Los hechos de violencia, desde enfrentamientos armados hasta incendios de negocios, suscitados durante la pasada semana en varias partes del territorio michoacano, por un momento, nos llevó a recordar los tiempos en que prácticamente todos los días teníamos que lidiar con ellos, con sus interminables muertos y heridos, con un miedo atroz y sin esperanza de revertirlos, a merced del crimen organizado.
2.- A simple vista esa ola de violencia de la semana anterior parecen situaciones focalizadas, de bote pronto y hasta circunstanciales; no, no es así, son despertares descarados de una delinuencia que trata de dar mensajes de su presencia, de mostrar un poderío y someter a quienes se oponen a sus amagos, a sus extorsiones, reavivando solo las reacciones perplejadas de las autoridades correspondientes.
3.- Si, son hechos lamentables, ante los cuales se deb actuar con firmeza, esclareciéndolos y castigando a los culpables intelectuales y materiales, lo cual no se vislumbra, pero es más lamentable que los mismos sean instrumentos de la otra guerra, la mediática, entre los partidos políticos, mirando hacia las elecciones del próximo año, pero mucho más lamentable es que los involucrados escupan hacia arriba.