Morelia, Mich. | Acueducto Online/Cayetano Mac.- Tan solo tenía 8 años cuando Ángel Avalos comenzó en las artesanías, algo que casi sin discutirlo aceptó, pues en Capula no hay quien no se dedique a esto, sus catrinas y alfarería características están por las calles, aunque él por su parte, vea que cada día son menos.
“Pues aquí uno empieza desde que es pequeño, desde que empiezan a tener conciencia y ya empieza uno a manejar el barro y a trabajar.”
Él se encontraba en el taller de su familia, que desde hace 20 años ahí es donde trabajan el barro, pero que lo hacían en el taller de su abuelo.
“Nosotros te venimos trabajando desde por herencia de mi abuelo, el papá de mi mamá, que es el que empezó a trabajar el barro decorado. De ahí, pues, ha venido mi mamá y por ende, ahora nosotros somos la tercera generación.”
Ángel trabaja desde la línea original como lo son las macetas, vajillas, platos, decorados punteados, que es su técnica madre, y que a la fecha es el que se sigue usando en su taller.
Los precios de las piezas de Ángel son variados, el elaborarlas toma un proceso de días en el horno, podemos ver vajillas de 2000 pesos, platos decorados de 800 pesos, y macetas de 100 pesos.
Una tradición por acabar
– ¿Has notado un incremento en el turismo?
– Lo que pasa es que a lo largo de estos 20 años en la tienda, en el transcurso de ese tiempo hemos visto que el cliente cambia. antes nosotros trabajamos para pagar más americanos, más gente de fuera. Últimamente el que consume es el local, ese es el consumidor, el nacional, vaya.
“Más porque el americano ya casi no consume y además ellos ya no vienen, ven y se van, ya no consumen tanto, pero el que ahorita saca a flote la esto es el nacional.”
Cuenta que en el pueblo la mayoría de las personas tiene dos o tres oficios, en su familia solamente tienen la alfarería de barro, pero también dedicándose a otras cosas relacionadas a esto, como la venta de materias primas para otros artesanos.
De cinco hermanos que son la tercera generación, solamente Ángel y otro hermano de él están trabajando las artesanías de barro, viendo en carne propia como el interés por las tradiciones poco a poco se acaba, ya sea por los distintos motivos.
“Yo conozco compañeros míos de escuela que ya también ya no lo trabajan. Por ejemplo, de familias que eran de seis y ya nomás lo trabaja uno, a veces ya ninguno.”
Otros oficios de Capula se han ido perdiendo con el paso del tiempo, volviéndose más cotizados y exclusivos, como lo es la loza tradicional, la cual menciona Ángel está casi a punto de desaparecer por lo pesado que resulta trabajarla, siendo contados los talleres que todavía la hacen.
“Yo por ahí he visto informes que dicen que hay cientos de talleres, lanzan estadísticas de que el 80% de la población se dedica a esto, pero no, ya estamos a menos de la mitad.”
“Yo creo que de los que trabajan la alfarería, casi, casi la mayoría se dedica a ir a trabajar afuera o de en otras cosas, pero ya esto ya lo están dejando.”
La resistencia
Un trabajo pesado, al que se le debe dedicar mucho tiempo, espacio e inversión, eso es el trabajar el barro en Capula, pero que, aun así, unos cuantos siguen en resistencia para no dejar caer la tradición que les heredaron sus antepasados.
Ángel sin importarle mucho que ahora los demás opten por ganarse la vida de diferentes formas, continuará con su taller, la herencia cultural que le pudieron dejar sus padres y su abuelo. Menciona al final que sin importar la circunstancia, lo hace sentir bien ser artesano y ser de Capula.
“Es un pueblo muy tranquilo. Este es un trabajo muy noble, muy paciente. Vaya, tiene la ventaja de que uno trabaja en el hogar. No tiene que uno que salir a otras partes a trabajar. Pero bueno, tranquilo, está bien la vida.”