Alejandrina, medio siglo tamaleando

(Foto: Cayetano Mac)
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Morelia, Mich. | Acueducto Online/Cayetano Mac.- Todas las mañanas en las esquinas del centro de la ciudad de observan los triciclos humeantes, los que apenas comienzan el día sin algo en el estómago hacen una parada, y es que los tamales son la comida rápida de la mañana. Alejandrina tiene su puesto en la esquina que por un lado da a la plaza Del Carmen, y al otro al Centro de Salud.

Ella cuenta que la venta de tamales es algo de familia, casi como una tradición por sus más de 50 años trabajando como tamaleros.

“Es de antaño, mi mamá, mi papá, mis hermanos, todo el tiempo se han dedicado a los tamales. Hemos estado en el estado de puebla, en el Distrito Federal, mis hermanos, mis antepasados, hasta mis sobrinos. Aquí en Morelia tenemos elaborando más de 30 años, mis hermanos y yo pues como 50 años.”

¿Cuál fue la motivación por la que usted entró a vender?

Pues en parte por la tradición y me gusta hacerlo. Si por falta de trabajo y lo que tú quieras, pero también es por tradición y me gusta, me gusta tener este trabajo.

Alejandrina González menciona que desde los 11 se involucró en el negocio, ayudando primero con la venta a sus hermanos y posteriormente a su elaboración. Recuerda con cariño el haberse casado a los 16 y entre sus 20 haber empezado su negocio de manera independiente del resto de su familia.

“Traemos de lo tradicionales de pollo, carne de puerco, los tamales de dulce, de piña, de rajas, diferentes oaxaqueños, también atole de canela, de chocolate y arroz con leche. Para elaborarlos son entre unas tres o cuatro horas ya arrimando todo, claro el proceso de comprar, preparar todo son unas tres o cuatro horas diarias.”

Entre las personas que van de paso por la Plaza del Carmen o visitan el Centro de Salud, doña Alejandrina saca su vendimia, esto además de su sazón, es por la amabilidad con la que se dirige a sus clientes, haciendo que vuelvan a regresar.
Agregaba también que todos aquellos que les interese probar sus tamales la podrán encontrar desde las 7:00 hasta las 10:30.

¿Aquí trabaja solamente usted?

Pues mi hijo, mi hijo, mi hermano y yo entendemos el negocio. Y de momento mis hijos llegan y me ayudan que con los tomates, que a limpiar la hoja, lavarla y todo eso.
Para Alejandrina ha sido una bendición el que sus tamales siempre se vendan, ya que menciona que fue su puesto el que ayudó a pagar los estudios de sus cuatro hijos, que a la fecha le ayuda mucho para solventar sus gastos actuales.

“Yo seguiré aquí hasta que Dios me preste vida, y seguirían mi hijo o mi hija, porque también luego de momento ellos venden, tienen su trabajo, pero también les gusta vender y todo lo que la preparación conlleva. De momento mi hija me ayuda, sale a vender aparte porque tengo otro lugarcito ahí en la prepa y así.”

Para finalizar, la señora Alejandrina sabe que su negocio y la tradición familiar estará en buenas manos, y eso la hace sentir en paz, ya que los tamales ya son parte de su familia.