Morelia, Mich. | Acueducto Online/Cayetano Mac.- La madera, un recurso natural que se ha usado para hacer arte en Michoacán, como lo son las máscaras para los bailes de los viejitos, con sus colores que atraen la vista de todo aquel que desconozca de la tradición.
Es en Tócuaro, en el municipio de Erongarícuaro, al norte de Pátzcuaro, donde comienza esta costumbre de fabricar piezas artísticas en madera. “Esto de la madera es tradición de generaciones, yo soy la segunda generación, siempre ha sido el oficio de uno.”
Para Don Enrique, más que su sustento y oficio, esto es lo que lo llena de orgullo, ya que no cualquiera puede llegar a trabajar la madera como lo hacen los artesanos de Tócuaro. “Ahí aprende uno desde chico. Al que le gusta, desde chico empieza a trabajarla y ahí poco a poco se va aprendiendo, que no nada más de ver se aprende, sino que hay que practicarlo.”
-¿Usted cree que para esto se ocupa un don?
-Yo pienso que sí, porque sino cualquiera lo haría. Pero no a todos se nos da, hay muchos que muchos que intentan hacerlo y no logran hacerlo.
Si bien el pueblo es conocido por la fabricación de máscaras, a Enrique le agrada más el hacer otras piezas con madera, al ser un taller familiar, no cae totalmente en él la fabricación de algunas otras piezas. Termina por reconocer el esfuerzo de la familia. “Yo hago algunas, no todas, porque como te digo, después de todo, este trabajo es de la familia, no nada más mío.”
Sobre el tiempo de elaboración, él al ser un artesano no tiene que llevarse por los tiempos de fabricación a como si se tratase de una producción masiva. Tratan de darle su tiempo a cada pieza, y es que más allá de la labor humana, también deben esperar a que la naturaleza haga su trabajo, para una mejor manipulación de la madera.
“No puede uno especificar el tiempo exacto porque se trabaja verde la madera. Pero hay que esperar a que a que se seque la pieza que hagas para poderla terminar. Hay que pulirla y enseguida hay que pintarla. Y como ves. Ahora hay que estar grabando para que al final así quede terminado.”
De los precios, hay para todos los bolsillos, el señor Enrique maneja piezas desde los 70 pesos, para que no se quede sin el recuerdo, hasta elevarse más, pero no por eso ser considerado caro después de conocer todo el procedimiento que lleva por detrás una máscara.
Enrique menciona que es cada vez más difícil hacer estas piezas con madera de su pueblo, que lo que ya muchos de ellos hacen es conseguirlas de algún otro lugar, pero que eso no les quita las ganas de trabajar. “Ya no hay, la verdad, ya no hay madera suficiente, nos cuesta un poco de trabajo conseguirla.”
-¿Y si disfrutas hacer esto?
-Pues me gusta muy bien. Es mi fuente de trabajo, así que debe de gustarme.