Múgica/Jesús valencia
En esta parte de Tierra Caliente, mientras alrededor de mil gentes esperaban el arribo de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en la bodega conocida como La escondida, un Juan Gabriel “pirata” amenizaba el de por sí festivo ambiente; él cantante presumía que el otro, el verdadero, es su hermano.
A la entrada del lugar, decenas de jóvenes nativas, de piel morena, con la sonrisa a flor de labio y un halo sureño, era el comité de bienvenida; por lo pronto, veía pasar enormes cazos de birria de res que con arroz y frijoles, sin cerveza ni vino de por medio, sería el paladar de los anfitriones del ex gobernador michoacano y de él mismo.
El ingeniero Cárdenas llegó, se le veía más suelto, como si el entorno rural fuera su ambiente natural, y esta vez mayoritariamente sonreía ante las personas que se encontraba a su paso. Vinieron las presentaciones y los discursos bajo la misma tónica, a defender los recursos naturales del país.
Cerca del presídium, a unos escasísimos metros de los oídos de Cuauhtémoc Cárdenas, quien solo degusto dos tacos de birria, había en especial una gran y ruidosa porra, era de puras mujeres, que gritaba sin cesar: “¡el petróleo es de todos…!”
Más adelante, antes de seguir su gira hacia Uruapan, Cárdenas, aparte de decir que se sentía a gusto aquí, confío lo significativo que era estar en esta tierra que lleva el nombre del General Francisco J. Mújica, un hombre muy cercano a su padre.