La vida alegre

Jesús Valencia
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Morelia/Jesús Valencia

Pese a todo,  a la falta de fluidez de circulante y a la aun endeble seguridad pública, resulta alegre, festiva, la vida nocturna de los fines de semana en el centro histórico de la capital michoacana Morelia.

El centro histórico es un lugar con mucha vida nocturna y presentaciones musicales en vivo, la cantera de los edificios coloniales luce sus contrastes y retoques con la iluminación artificial.

En esos fines de semana, en esas noches, no hace frio, la avenida Madero es muy agradable para caminar, al pasar los diferentes bares se escucha; rock, deep house, salsa, cumbia, reggaetón, reggae, jazz, blues, música africana, hip hop, trova y un etcétera de géneros musicales.

La capital michoacana en cuanto a su oferta y escena musical esta últimamente cada vez más diversificada, emergente y vanguardista, incluso a raíz de que hace 10 años se hiciera en esta ciudad el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS) Morelia se ha convertido en un referente internacional de la música contemporánea y las experimentaciones sonoras, no obstante antes ya era un referente nacional por el Conservatorio de Las Rosas a donde llegan estudiantes de música del norte, centro y sur de la república.

Las corrientes musicales y los gustos varían casi de extremo a extremo, hay desde los sonidos más comerciales y digeribles, hasta los ruidos más estridentes e indescriptibles, es fácil identificar un sector de jóvenes, entre todo el marasmo social que asiste a cierto tipo de bares, conciertos, raves o fiestas particulares en donde los géneros musicales que se escuchan son más selectos, experimentales  y en ocasiones poco digeribles para la mayoría de los oídos;  la mayoría de ellos son estudiantes de música, danza, teatro, y artes en general.

El centro moreliano atrae a todo tipo de gente los fines de semana por la noche, familias, jóvenes, parejas; diferentes modas, estratos sociales, nacionalidades, gustos, preferencias sexuales.

El ambiente nocturno es bohemio por naturaleza, es dinámico, siempre se revoluciona culturalmente y en esencia los muros no cambian, siguen firmes a su pasado.

Un viernes o sábado por la noche en el primer cuadro del centro histórico, la música es por todos lados. En los portales, entre la gente que está en las caferías hay jóvenes de la “estudiantina” como las que abundan en Guanajuato, otros tocando la guitarra, el acordeón, las percusiones, la flauta, el saxofón, al igual sucede por el Jardín de Las Rosas, y en la mayoría de los bares del barrio de Las Rosas hay música en vivo.

Por otro lado la cultura de la musical en muchos bares se ha hecho muy nutrida en géneros y estilos, en algunos lugares se escucha la radio por internet, de esa forma se puede ahora escuchar música de cualquier estación del mundo, al igual con la red social para compartir música “spotify”, en donde hay lo más novedoso de los nuevos lanzamientos.

El mainstream de la escena musical moreliana quizá no es tan importante como la de ciudades como Monterrey, Distrito Federal, Guadalajara, Tijuana, Ciudad Juárez, entre otras.

Aun así, a lo anterior, en cuanto a las experimentaciones sonoras y propuestas musicales con nuevas herramientas para hacer sonidos, está a la vanguardia internacional y actualmente vienen profesores, académicos, investigadores y estudiantes de música de diversas partes del mundo a esta ciudad.

En los céntricos antros los jóvenes coinciden en que la música aporta otra estructura de sociabilización entre la gente porque la invita a colectivizar, a apropiarse de espacios, crearlos y apreciar el ambiente que se genera en los mismos por medio de las nuevas experiencias sonoras.

Y, especialmente en Morelia, cada vez es mayor el número de personas que comienzan a digerir la música contemporánea, a tener un gusto por ella y a generar sus propias piezas y fusiones.