Morelia/José Manuel Alvarado
Se ha notado mucho interés por parte del Gobierno del Estado, en sus 43 días de haber tomado las riendas, de corregir el tema de la Seguridad Pública en Michoacán.
Después de unos incidentes en Tierra caliente hace unos días, por tercera vez, Silvano Aureoles se dispuso visitar un municipio de esa región.
La Ruana, ya lo esperaba con un calor que se sentía más fuerte que en las pasadas dos visitas a Apatzingán.
A pesar de que ya estaban instalados los lugares en donde se llevaría a cabo dos eventos encabezados por el gobernador, la maya negra que pusieron para cubrirse de los rayos de sol, dejaba pasar entre sus orificios un calor que derretía a los no acostumbrados y a uno que otro nativo.
La gente prefería ubicarse en las bancas de la plaza que tenían sombra natural, la más fresca.
Desde una hora antes, comentaba una señora, los habían citado en el centro de esta tenencia perteneciente al municipio de Buena Vista.
Se podía notar todo acomodado. Las escenografías de cada evento. Uno, el arranque de las Caravanas de Servicios Integrales, que incluía entre otras cosas, la entrega de un Tractor y un aspersor para fumigar.
Una cabina especial para realizar mastografías gratis, además de stands de servicios médicos.
Del otro lado de la plaza, un toldo blanco más sofisticado, muy pocas sillas, y una mesa rectangular con un mantel guinda, en donde se iba a realizar una sesión ordinaria del Grupo de Coordinación de Seguridad de Michoacán.
La gente hacía cualquier cosa para esperar a las autoridades. Se comían una paleta de hielo sabor ´Changunga´, se soplaban aire con un abanico o un papel, se tomaban un agua de coco, madres les echaban aire a sus bebés, platicaban, esperaban.
Música de banda era lo que se escuchaba de fondo. Pasó el señor de los helados y una señora alzó la voz, “grítale Pepe, grítale que hay helados pa´ la calor”.
De repente se oyó desde el cielo la llegada de un helicóptero. La mayoría volteó hacia arriba.
Se percibía el ruido del motor del aparato que muy cerca del lugar aterrizaría. Minutos después se oyó otro helicóptero. La gente sorprendida volvió a voltear y se oyó entre ellos, “¿Otro?, ese es el bueno, y dicen que son tres”.
Arribaron las autoridades. A su llegada, Silvano con su característica guayabera blanca que utiliza en lugares calurosos, sudaba al por mayor.
Saludó a la gente, cargó y besó a varios niños y niñas de La Ruana. Fue poco a poco acercándose al presídium y les decía, “vénganse para acá a la sombrita”.
La gente ansiosa por conocerlo de cerca, por sacarse una foto o simplemente saludarlo. Del fondo se escuchó una voz que decía, “déjenlo pasar cabrón, nosotros lo queremos ver”.
Al llegar al frente, ya sin música, se prolongó un silencio. Iniciaron las palabras. El alcalde de Buena Vista fue claro al pedirle principalmente al gobernador Seguridad pública. El secretario de Salud y la Directora del DIF, se avocaron a dar a conocer los servicios de la Caravana.
En el turno de Silvano, explicó que a La Ruana y a todos los municipios de la región “no la va a dejar de ayudar ni un minuto”.
Recicló un chascarrillo que había dicho un mes antes referente al cáncer de mama. Unos pequeños mosquitos se te acercaban en la cara intensamente. A Silvano lo acosaban y dijo, “amarren a estos mosquitos, cómo chingan”.
La gente soportó el calor y la larga espera, pero por lo menos se notaba contenta ante las ocurrencias de Silvano.
Terminó el evento. Entregó la llave del tractor y hasta se subió en él para la foto. El gobernador se dirigía al otro evento lentamente, ya que la gente no lo dejaba por acercársele a saludarlo o platicarle algo.
En tanto, en el escenario del otro evento, varios organizadores empezaron a quitar unas sillas que servirían para ver la sesión. La mesa grande que se había puesto la desintegraron para que sólo estuviera un tablón a lo largo.
Desconectaron el equipo de sonido. Ya se había comentado en el otro evento, que sería una sesión pública y que ahí se tocaría varios temas con presencia de autodefensas.
Al ver que no llegaron los invitados especiales, de último momento se cambió el orden del programa y las formas.
Ya con Silvano en el lugar, iniciaron la sesión, a lo que pidió el gobernador que le bajaran el volumen a los micrófonos, pero de plano los apagaron.
Se alcanzó a escuchar que iniciarían con el programa de reparación de escuelas, un programa de salud para personas con discapacidad, adultos mayores y del programa de prevención del delito.
Hablaba Silvano de un programa de reorganización de los negocios, de uno sobre agricultura y en tercer lugar dijo que se hablaría de seguridad sobre estrategias.
Hasta que ya apagados los micrófonos, no se pudo escuchar nada más.
Una reunión que duró casi dos horas. De manera sospechosa, el gobernador no quiso dar declaraciones y mandó a Florentino Coalla Pulido, delegado de la Secretaría de Gobernación en Michoacán, a hablar con la prensa, quien tajantemente dijo que no se llegó a ningún acuerdo.