Desde el “bombazo” nos ha ido mal

Jesús Valencia
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Morelia/Jesús Valencia Farías

En la segunda planta de la Casa de las Artesanías, situada a un lado del templo de San Francisco, Martha Villafan Zalapa, mientras espera el arribo de algún comprador casual, como casi todos los días, borda y borda, una y otra vez.

Ella, originaria de Paracho pero con más de 40 años radicando en esta ciudad, no pierde la fe de que venderá parte de su colorida y mayoritaria artesanía de madera que mantiene anárquicamente en los simples anaqueles, cuyo margen de recorrido es tan estrecho es tan breve como gran número de sus respuestas.  

Cuenta que ella y su papá Domingo, vinieron a la capital michoacana desde, cuando aceptó este espacio; dice que su familia se dedica a la fabricación y comercialización de figuras de madera que van desde guitarras hasta juguetes, aunque también sobresalen bordados como los rebosos.

Acueductoonline: ¿Qué le parece Morelia…?.

Martha Villafan Zalapa: Pues, muy bonito, ahorita ya es un tiempo que no es muy tranquilo, pero años atrás era muy tranquilo, había mucho turismo, y, pues, nosotros siempre nos hemos mantenido de la artesanía.

Acueductoonline: ¿Desde cuándo identifica usted que bajo el turismo aquí en Morelia, que empezó a ver menos turismo?,

Martha Villafan Zalapa: Pues desde el bombazo en septiembre del 2008, de ahí para acá si nos ha ido mal.

Cuenta que antes, por ejemplo, todos los diciembres, arribaban turistas de todos lados, de ciudades mexicanas como Guadalajara y del extranjero; “vienen a visitar y   llevan recuerditos a sus familiares, pero ahora, pues, no, la economía está muy difícil; compran cosas pequeñas, porque no alcanza el dinero. “El 2014 es el que sí ha estado de plano muy mal…”.

Acueductoonline: ¿Hace cuantos años que se dedica a esto?

Martha Villafan Zalapa: Siempre, desde que yo me acuerdo mi papa ha hecho las guitarras o nosotras nos poníamos a hacer las bolsas a empacarlas.

Platica a cuentagotas que por las artesanías su papá, quien fallecio hace dos años y sigue siendo un reconocido fabricante de guitarras, salía en la “muchísimo” en televisión y que ella lo acompañaba a varias partes del país, “en lugares que nos invitaran, como Monterrey, Durango, Guadalajara…”.

Acueductoonline: ¿Usted hace guitarras?.

Martha Villafan Zalapa: No, yo nada más bordo pero si tuve las clases de la guitarra, sé de qué madera es, qué tipo de barniz tienen, qué maquinaria, si están vencidas, o porque no tiene un buen sonido.

Luego de recordar que a sus cuatro o cinco años de edad veía a su papá y a su mamá fabricar y más barnizar guitarras, señala que ella más bien se dedica al bordado, como la blusa que en estos momentos tejía, o como guanengos que colgaban en una parte no tan distancia del espacio.

Y, sin pregunta de por medio, enfatiza, mi abuelita que en paz descanse hacia los rebosos, mi mamá también los borda; mis tíos hacen las cosas torneadas, juguetes. En casi todo Paracho la gente se dedica a hacer artesanías.

Acueductoonline: ¿Qué le gustaría dar a conocer, que le gustaría destacar?.

Martha Villafan Zalapa: Pues, mucho, porque también ahí, en Paracho, ha bajado mucho el turismo, para estas fechas estaban ya los hoteles estaban llenos, ahora hay muy poco turismo.

A Paracho, refuerza, va muy poca gente por los problemas que hay alrededor de la Meseta Tarasca, que se pelean por la madera, por los árboles, entonces eso afecta también que el turismo no vaya.

“Los artesanos andamos viendo quien nos compra, ya no hay para darle a los trabajadores, no hay para pagarles, no hay para darles madera para que sigan trabajando, entonces, pues, se van a Estados Unidos que a ver qué”.

Aun así, Martha cree que se vive mejor aquí, que “estamos mejor aquí, tenemos para comer y no se sufre tanto como allá.

Ahí, en el lugar de la charla periodística lucen por aquí y por allá piezas elaboradas a mano, bordados, guitarras, trompos, baleros, yoyos, tablitas mágicas, carritos, saleros, palitas y un casi interminable etcétera.

Suspira al decir que ahora los visitantes adquieren los juguetes de madera, cuya historia de elaboración data desde la época de Tata Vasco, más como recuerdo que como entretenimiento, como antes, aunque, acota, la gente grande se los lleva para enseñárselos a sus hijos, para que se recreen con ellos o para que vean lo que había en sus tiempos.

Al final, Martha, quien a veces forzadamente sonríe, pero la mayor parte del tiempo de la entrevista prefiere clavar la mirada en el bordado, demanda a los turistas a venir a Michoacán, y si bien “a veces las noticias espantan, la realidad es que está tranquilo…”.