Morelia/José Manuel Alvarado
El Centro de Convenciones y Exposiciones de Morelia, que regularmente alberga diferentes eventos, ahora fue cede de un encuentro juvenil.
Vestidos con sus uniformes, suéter verde, playera blanca y pantalón negro, los alumnos del Conalep aglutinaron las afueras del Ceconexpo.
En definitiva eran mayoría. Se veían también jóvenes de otras instituciones educativas con distinto uniforme, y otros, vestidos de civil, pertenecientes al grupo de jóvenes que actualmente no están estudiando.
Desde el primer encuentro visual con los estudiantes, se notaba que los ´chavos´, los del Conalep, no tenían gran interés por participar en el encuentro “Jóvenes emprendedores prosperando” que organizó la Secretaría de Desarrollo Económico a través del programa Prospera.
Mientras que los jóvenes que no representaban a una institución, con una edad más avanzada, lo que realmente querían era la posibilidad de un empleo o un apoyo para abrir un negocio.
Aunque el uniforme y sus intereses los diferenciaba, pareciera que eran iguales, pero no. Había en sus rostros unas miradas distintas. Los civiles, obedeciendo las indicaciones de los organizadores.
Alineados en una solo fila para poder ingresar al salón donde se llevaría a cabo la inauguración del evento. Con un semblante serio, un ligero nerviosismo y con la incertidumbre de saber si saliendo de ahí, iban a poder tener un empleo o un apoyo para abrir un negocio.
Los uniformados en cambio, viviendo su etapa de estudiante. Con el suéter amarrado, abrazadas las amigas. Los chavos con su mochila en la espalda insinuando que ese día no habían tenido clases, pero intentando hacer tres filas para entrar.
Un organizador, vestido con playera blanca pegada a su piel, anunciaba que iba al gimnasio diario o por lo menos muy seguido.
Parado como soldado, porque aunque tenía su gafete, ni se movía y menos daba alguna indicación. Pero para las estudiantes del Conalep, eso no importaba, porque sus pupilas brillaban de entusiasmo y sonreían juntas sin quitarle la mirada al desconocido.
Fueron ingresando los estudiantes. Adentro, de inmediato te topabas con los stands y un cubículo con computadoras para el registro de datos.
Más adelante, unas mesas de trabajo, sillas y el presídium que tenía unas sillones que a lo lejos se venían muy confortables.
Con mucho trabajo, lograron acomodar a los jóvenes inquietos que antes y durante el programa no pudieron calmar sus ansias.
Llegaron en fila las autoridades Federales, Estatales y Municipales. En el momento de la presentación de cada uno de ellos, la Coordinadora Nacional del Programa Prospera, Paula Hernández Olmos fue la que recibió una mayor ovación juvenil.
Sin embargo, ya en su discurso, y en el de todos los que pasaron, la atención fue insuficiente de parte de los jóvenes presentes.
Destacó el mensaje emitido por el Secretario de Desarrollo Económico, Antonio Soto Sánchez, ya que intentó acoplar sus palabras a la juventud que tenía como público. Pero se notó que no tenía nada preparado y fue muy reiterativo, generando uno que otro bostezo.
El encargado de cerrar fue el presidente del Instituto Nacional del Emprendedor, Enrique Jacob Rocha, quien en vez de cerrar con broche de oro por ser el último, fue en su participación cuando más se notaba la desesperación de los estudiantes.
Unos jugando en las mesas, unos con su celular, unas jovencitas jugando ´manitas calientes´, una presumiéndole el ´piercing´ a otro amiga.
El ruido de los murmullos era más entendible que las mismas palabras de Jacob Rocha, quien hasta él cerró su participación distraído al no inaugurar el evento. Se regresó angustiado y dijo, “Perdón, se me estaba olvidando inaugurar”.