Crónica | Alfredo Ramírez, promesas de un izquierdista

ACG
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Morelia, Mich. | Samuel Ponce Morales/Acueductoonline.- Afuera, manifestaciones, más a favor que en contra, desde maestros hasta taxista, sin dejar a un lado a oferentes, los primeros en demanda del pagos atrasados, los segundos en un respaldo a la vieja usanza priísta y los terceros clamando por la reactivación de la Expo Feria Michoacán.

Adentro, en el mero «corazón» del centro histórico de la capital michoacana, un Palacio Clavijero lleno, y aunque los congresistas habían puesto límite a los invitados, la necedad morenista fue más fuerte por reventar su número de invitados y elevarlos hasta la quinta potencia, de ahí que llegaran chairos y chairos, como si fueran una bola de nieve.

Alrededor del que fuera un colegio de la orden religiosa de “La Compañía de Jesús”, la cual llegó a la Nueva España en la segunda mitad de siglo XVI, estaban apostados más que decenas de policías, algunos debidamente uniformados, otros camuflados de civiles en tiempos de horas hábiles; estaban por todas partes, allá, acá, en medio de la nada.

En el interior del Clavijero, en el enorme patio que tiene una hermosa fuente a la mitad del mismo, arribaban los convocantes, los diputados y diputadas anfitriones, y los convocados, especialmente figuras de prácticamente todos los sectores, pero eran más evidentes aquellas de la clases política michoacana, sobre todo los ex gobernadores.

En el exterior, largas vallas con sinnúmero de filtros impedían a manifestantes acercarse siquiera a mirar de reojo la puerta principal de la sede legislativa provisional en la que tomara protesta, auto protesta, el morenista Alfredo Ramírez Bedolla como gobernador constitucional, para después dar un discurso con fuerte dosis de izquierdismo.

El evento inició casi una hora tarde, normal en fulgurantes tiempos políticos, en donde resaltarían los grandes personajes locales, estatales, como un Jesús Reyna, un Fausto Vallejo, un Chon Orihuela, un Leonel Godoy, Un Víctor Tinoco, un Genovevo Figueroa, un Salvador Jara, un Lázaro Cárdenas, Raúl Morón, un Armando Hurtado, un Adrián López y un Alfonso Martínez.

Por igual, sobresalían los de afuera, los que traspasaban las fronteras michoacanas, como el dirigente de MORENA nacional Mario Delgado, como el representantes presidencial Víctor Villalobos, como la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, como el líder congresista morenista Ignacio Mier, como el dirigente senatorial Ricardo Monreal, o como el cardenal Alberto Suárez.

Llamó en demasía la atención la presencia de embajadores de Qatar, de Irán y hasta de Líbano, cuyos nombres apenas pudieron ser pronunciados correctamente, no así los amigos del gobernante: César Yáñez y Pedro Zenteno, sobre todo porque han estado en la lucha de la izquierda, aun más en las batallas del hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.

En esta ocasión fue opacada la imagen del ex pre candidato a gobernador, hoy dirigente de MORENA en Michoacán, Raúl Morón; no, no hubo palabras de un gran reconocimiento hacia él, como sí, en particular, a Leonel Godoy y a Eloy Vargas, a quienes a voz abierta calificó como amigos, y nombre de manera especial al rector de la Universidad Michoacana, Raúl Cárdenas.

Del discurso solo hay que apuntar que no citó metas inalcanzables, más en obras de infraestructura, incluso, en ese punto fue más que cuidadoso, aunque dirigirá sus esfuerzos para un mejor desarrollo económico y en particular que el puerto de Lázaro Cárdenas y su entorno inmediato, en territorios michoacano y guerrerense, sea declarado zona libre fronteriza.

Sin embargo, hizo grandes compromisos, aparte de una inmejorable coordinación con el gobierno federal, de lograr la unidad de los michoacanos, como el no confrontarse con el magisterio y sí lograr la federalización de la nómina, enfocarse, casi jurando lograr la autonomía financiera en la Universidad Michoacana, así como la de los pueblos indígenas que lo deseen.

Y si tendió la mano a la oposición para zanjar la delicada situación en que vive la entidad, a través de un gobierno con justicia, igualdad, plural, austero, luchador contra la corrupción y la implementación de las buenas practicas al servicio de la gente; con vocación y visión para el desarrollo económico; humanista, sensible a los grandes problemas de nuestra sociedad.

Posdata:

«Ni el saqueo al erario público ni el abandono del gobierno y de sus instituciones alcanzan para hacer de este estado solamente ruinas. Los que han quedado en la ruina moral son los que se van, ¡a ellos! Que los juzgue la historia y los llamen a cuentas las instituciones de justicia, sí en sus acciones existen responsabilidades sobre el quebranto de nuestro estado»: Alfredo Ramírez Bedolla.