La Conspiración | Opinión
Podemos decir que prácticamente casi nadie esperábamos las fuertes declaraciones que dio el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles Conejo, al periodista Ciro Gómez Leyva, en el sentido que el pasado 6 de junio hubo narco elecciones en el estado y sobre todo calificar a MORENA como un narco partido político, aunque con presuntas pruebas bajo el brazo.
Los señalamientos causaron furor sobre todo en figuras morenistas que de inmediato empezaron a replicar, algunos sintiéndose agredidos, desde los ex gobernadores Leonel Godoy Rangel y Jesús Reyna García hasta el alcalde de Morelia con licencia, Raúl Morón Orozco, entre muchas más, sin embargo, el último, a diferencia de sus antecesores, mantuvo más la mesura.
Evidentemente lo que hizo el gobernador fue una ofensiva políticamente mediática, toda vez que la parte jurídica, la de la impugnación de dicha elección, ya se encuentra en los órganos electorales correspondientes, pero a demasiados actores políticos fue un acto en demasía atrevido, pues sus declaraciones también involucran indirectamente al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Fue si una atrevida ofensiva, para algunos calificada como una desesperación, sobre todo si se rectifica el triunfo morenistas en la elección a gobernador, pues se vería y sentiría más a corto y a mediano plazo cercado por su sucesor en el Palacio de Gobierno para ser llevado a juicio político y/o penal; sin embargo, no será la primera vez que esté con todo en contra…