Morelia, Mich.|Víctor Ruiz/Acueductoonline.- «Hay un chingo de tráfico por todos lados», advertía el chofer del transporte público a través del radio a un colega. Y es que la unidad todavía no se acercaba siquiera al centro de la ciudad, cuando los brigadistas de Carlos Herrera Tello de a poco se iban apoderando de las calles.
La cita era a las 16:00 horas en la avenida Madero, justo después del plantón indefinido que han montado los profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Ahí, un escenario digno de un festival de música y una pasarela al estilo Miss Universo, auguraban la llegada del candidato de la alianza Equipo por Michoacán.
Pero el festín político tenía sus primeras exhibiciones en las calles aledañas. Autobuses repletos con simpatizantes del candidato llegaban entre porras, aplausos, ondeando banderas del PRI, PAN y PRD, y también repartiendo playeras por doquier.
Los más jóvenes se pintaban la cara con el CH y los más viejos hacían retumbar la matraca como en los viejos mitines. Como todo es una ventana de oportunidades, los comerciantes no desaprovecharon el fin de las campañas: aguas frescas, frituras, churros de azúcar y demás garnacha se hallaba lugar en la Madero.
Por momentos la lluvia amenazaba con boicotar el evento, pero una ligera llovizna no fue suficiente para apaciguar los ánimos desde la calle Fray Antonio y hasta Morelos Sur y Norte.
En los accesos se instalaron dos filtros de sanitización, pero ante las masas resultaron insuficientes y por momentos ignoradas. Las campanas de Catedral hicieron lo propio en el momento en que Herrera Tello ofrecía el discurso con el que pretendía convencer de último minuto a los dudosos.
Al finalizar, el júbilo. Música, globos, pelotas, confeti y un insistente «¡Vamos a ganar!». Ya huele a veda electoral. Pasarán tres días, luego vendrá una jornada democrática intensa y a eso de las 18:00 horas, Michoacán sabrá cuál estrategia política resultó, a final de cuentas, ser la más funcional.