Morelia/ Rafael Morfín Amézquita
Desde la llegada al “corazón” centro histórico, que por cierto, solo se ´puede uno aproximar a pie, se percibe la inquietud de la ciudad por el acontecer de las próximas horas.
En la espera, el desayunito, cafecito y y hasta un cigarrito en los portales, mientras personas de identificable vestimenta casual se comunican por teléfono para dar cuenta de lo que se esperaría fuera uno de los eventos políticos más esperados.
Tras un laberinto de vallas, finalmente está el acceso al Palacio Legislativo. El último filtro para entrar es demostrar que eres invitado especial, periodista, empleado o integrante del buen resguardo.
Afuera, continua la incertidumbre por el arribo del actual gobernador de Michoacán y que en unos minutos más informará a los ciudadanos que hizo precisamente en su paso por el quehacer público.
Minutos después del mediodía, por fin, se avisa su presencia, a través del ingreso de escoltas y escuadrones militares, para que segundos inmediatos haga su triunfal entrada Salvador Jara Guerrero, seguido por casi una docena de sus colaborados, no precisamente de primer nivel.
El informe gubernamental se da casi sin mucho ruido, salvo el de afuera. “Lleve sus sombrillas para el calor” calor que no se hace esperar y se aviva con las manifestaciones de quienes bajo el nombre de simplemente “ciudadanos” externan su oposición al tan controversial “primer y único informe de gobierno” de Salvador Jara Guerrero.
Y, bueno, uno no entiende el por qué al gobernante se le recibe con la interpretación instrumental de la “Marcha de Zacatecas”.