La lectura nos enseña a enfrentarnos al poder: Luisa Valenzuela

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Morelia / Acueducto

La escritora argentina Luisa Valenzuela inauguró este domingo el Salón Literario Carlos Fuentes de la 33 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la escritora Silvia Lemus fue quien le entregó la presea del Salón Literario después de la inauguración.

Valenzuela opinó que en estos momentos en el sur de América se encuentra abierta una herida dolorosa, “pero no voy a entrar en aciagos temas políticos de represión y actitudes dictatoriales. Aquí y ahora elijo centrarme en aquello que cauteriza las heridas de mi sur y abre nuevos horizontes. Porque el cambio de paradigma es real. Estamos en otra era que, con toda su convulsión, nos trae vientos de esperanza.

La galardonada se presentó ante sus lectores con un pañuelo verde atado en la muñeca izquierda y afirmó que “con la posmodernidad en pleno ejercicio, con la proliferación de la posverdad y las falsas noticias, llegó un presente que pretendió eternizarse, el llamado fin de la historia, el aquí y ahora de la gratificación inmediata, sin empatía ni solidaridad alguna, ‘clic, me gusta’.

Advirtió: “no estamos peleando contra molinos de viento, sino contra verdaderos gigantes internacionales, omnipotentes, que hacen hasta lo imposible por llevarnos a la ruina, porque eso significa la fortuna de ellos.

Salgamos entonces a una lucha no sanguinaria con lo que aquí tenemos a la mano: el poder de la lectura que nos enseña a enfrentarnos al poder. La literatura, reiteró, “es un medio para acercarnos a una comprensión de aquello que de otra manera arrasaría con el ser humano».

Detenerse a leer, sumergirse en un libro no significa perder la marcha. Leer no es apearse del tren en plena carrera, es tratar de avanzar por otros rieles, crear carriles nuevos, dijo una de las autoras más queridas por el público que asiste este encuentro literario.

En los libros nos esperan las utopías, los sueños concretados y los que vendrán, aquellos que descubrimos, que sabíamos aún sin saberlo, hasta ciertas respuestas absolutamente individuales. Una novela, una serie de cuentos, nos abre a los mundos más diversos permitiéndonos olvidar obcecadas certidumbres, las falsas seguridades fundamentalistas y de los amantes del autoritarismo.

Acceder a la FIL equivale a tener al alcance el libro de arena de Borges, imposible e infinito, consideró la autora, quien añadió que en la bella Guadalajara el concepto no resulta pesadillezco como en el cuento de Borges, porque el infinito sólo queda eternamente postergado si tenemos la dicha de que se sigan imprimiendo más y más libros a lo largo de los siglos.