Ellos y/o ellas y su desmadre

Especial
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Morelia/Samuel Ponce Morales

¿De dónde salieron?, quien sabe, pero fueron, como hormigas, aglutinándose en torno a unos de los íconos más importantes de la capital michoacana, la fuente de Las Tarascas.

No, no era un fin de semana cualquiera, era un “puentazo”. Las luces tenues que iluminaban el centro histórico daban un toque especial a  ese bullicio con toques de bohemia.

Uno a uno o una a una llegaron, pero con tal rapidez que de repente la fuente estaba simi cubierta. Felices, era su noche, su medianoche, iban de los gritos a las carcajadas, de lo nada formal a los más informal posible.

Los escasos conductores vehiculares que rodeaban a Las tarascas apenas se percataban de su extravagante presencia, los poquísimos miraban de reojo y los menos hacían sonar su claxon en señal de quien sabe qué.

Si, literalmente, tomaron la fuente, la sitiaron la hicieran suya y para que nadie dudara posaron para tomarse la foto del recuerdo. No, no había excesos, ¿tendría que haberlos?, solo su desmadre.