Morelia/ Ramón Méndez
Este Primero de Mayo de 2014 el movimiento de los trabajadores se notó desde temprano en Morelia. Hace ya muchos años que no se hace el desfile tradicional con que solía conmemorarse la fecha como el Día del Trabajo, y en cambio se ha transformado en una manifestación de protesta por la pérdida del poder adquisitivo del salario y las condiciones laborales cada vez más precarias.
Salimos a cubrir la crónica de la manifestación y nos integramos a la marcha en la esquina de Avenida Madero Poniente y calle Cuautla, y el primer contingente con el que nos encontramos es de operadores de combis del transporte público; llevan al frente una manta que dice: “Presente. Concesionarios y choferes. Roja 3”. El ánimo con que marchan es festivo, van echando chiflidos y gritos. En los cruces de las calles se detienen para que puedan atravesar la Avenida Madero algunos vehículos.
Alcanzamos al contingente que va adelante. Su manta dice: “Ruta Roja Gris 1 y 2. Presente”. Se van diciendo albures y burlas con gritos. También chiflan. “No se te vaya a correr el maquillaje”, grita uno, y otro lo asegunda: “Una porra para el del maquillaje”, y muchos de ellos lazan los cinco silbidos clásicos enlazados.
Siguen, hacia adelante, unos que llevan una manta que dice: “Ruta Crema 1. CRT. Presente; más allá, otros con su manta: “Ruta Guinda 100%”, “Unión Ruta Guinda”, “Ruta Café Oro. Presente”, “Ruta Coral. CRT. Presente”. Los choferes y concesionarios parecen ir de fiesta, chiflan y gritan, pero no corean consignas. Han marchado rápido, en columnas no muy compactas. En sus mantas no hay demandas, no siquiera la clásica de que no se repartan más concesiones.
Llegamos al centro. Frente al Portal Hidalgo, junto a la banqueta de la Plaza de Armas, sobre la avenida, hay instalado un templete, donde uno de los manifestantes grita por un altavoz la bienvenida a los contingentes que llegan: “¡Vivan los transportistas!”, repite a intervalos.
En el corredor adyacente de la Plaza de Armas se reúnen agremiados en el Sindicato Independiente de Empleados Municipales de Morelia (Sidemm), y en el kiosko hay un mitin. Hay mucha gente. Gran parte de ella es de los huelguistas del STASPE que la retiraron las banderas y parten rumbo a sus casas. De hecho, al transitar por la Avenida Madero de Cuautla hacia el centro, en la banqueta parecía que una manifestación venía marchando en sentido contrario: los del STASPE que re tetiraban, uniformados con playeras verdes.
El orador que tiene la voz en el mitin del kiosko, afirma que la reforma laboral “es una reforma para acabar con la lucha de trabajadores realmente democráticos: maestros, electricistas y ahora petroleros. Los diputados y senadores, que son los que aprueban las leyes, no hablan nunca de bajarse los salarios, y los trabajadores estamos cada vez en peores condiciones. Lo único que nos queda a nosotros en estos días es la lucha: bajemos ya la cortina eterna de la tienda de raya”.
De vuelta al templete de la Madero, se oye que el de las bienvenidas grita: “¡Que viva Pátzcuaro!”, cuando un contingente que viene de ese pueblo lacustre ingresa al área, y grita otra vez: “¡Que vivan los transportistas!”, mientras siguen llegando más trabajadores del gremio: de Santa Fe de la Laguna, de Quiroga, de Tangancícuaro, de Ciudad Hidalgo (San Bartolo, aclara la manta), y al fin se oye una consigna de los choferes: “¡Se ve, se siente: San Bartolo está presente!”, y luego vienen otros con una manta: “Ruta Ciudad Hidalgo-Agostitlán”.
Junto al templete alguien grita: “Compañeros transportistas, una porra a Fausto”, y le contestan en tumulto con los cinco chiflidos clásicos.
Han llegado los últimos contingentes de la marcha proveniente del obelisco. En una vuelta por los portales se observa que no hay mesas vacías, están repletos. Hoy no están los clásicos cafeteros que con una taza se pasan ahí conversando horas, sino gente decidida a almorzar, muchos ya con sus platos servidos y a medio consumir. Este día será bueno para los cafés del centro.
En la Avenida Madero, junto a la Plaza de Armas, unos manifestantes se toman la fotografía del recuerdo, tienen extendida su manta: “”Micros Rojos Ruta 1 B”, y uno de los ya acomodados le grita a un compañero que todavía está en la cinta asfáltica: “Vente, si no no sales en la foto”; otro agrega: “Pero te peinas, cuñao”. También posan en grupo los de la Unión Mutualista de Transportistas Independientes de Michoacán, uniformados con camisas blancas y pantalones de mezclilla azul.
Ahí junto, un vendedor de sombreros ofrece sus productos; él tiene puestos cuatro, uno sobre de otro. El sol cae pesado y hace calor, así que cuando atendemos al caso nos toca ver cómo vende cuatro de un jalón, pero no los que tiene puestos.
Se oyen gritos en el corredor norte de la Plaza de Armas: “¡Sidemm! ¡Sidemm! ¡Sidemm”, y comienza el mitin de los empleados municipales de Morelia: “Hoy estamos más unidos que nunca, hoy el sindicato es una realidad…”, y el orador sigue, parece que su discurso va para largo.
Pasa un triciclo que empuja un joven, gritando: “¡Hay tamales, atole!”, viste sudadera, pantalón de mezclilla y cubre su cabeza con una boina.
Lejos, al oriente de la Madero, se ve venir la otra marcha, la que salió, previo mitin, del Jardín Morelos, donde está la estatua ecuestre del héroe. Vamos a su encuentro. Son las diez y media de la mañana. Frente a Palacio de Gobierno, junto a la puerta principal, instalan varios jóvenes instalan estructura metálicas para levantar un templete. A las diez 35 la Avenida Madero, en el área que ocuparon los transportistas con su manifestación, está prácticamente despejada, pero aún no se abre al tránsito vehicular, sigue habiendo gente en la calle.
El primer contingente que viene del oriente es del Sindicato Independiente de Trabajadores de Salud Sección 2 Michoacán (SINTS), y después la Asociación de Trabajadores del Estado de Michoacán (ATEM), que atrás de su gran manta traer tres muchachos que tocan tambores. Pasa un carrito de paletas, y aunque hace mucho calor no hay recursos para sufragar una aunque fuera. En su manta la ATEM tiene estas consignas: Respeto a los derechos laborales; alto a la criminalización de la lucha social; paz, respeto y seguridad a los trabajadores; respeto al voto de los michoacanos, y no al regreso de los virreyes.
A donde van llegando los contingentes, junto a la banqueta de Catedral, hay un carrito con refrescos, un puesto de frutas y uno de changungas. En el templete va comenzando el mitin: “Vamos a posicionarnos, hay una declaración política: gracias a los gobiernos neoliberales los trabajadores hemos ven ido perdiendo prestaciones”. Faltan cinco minutos para las once de la mañana, y la manifestación que va llegando es mucho más numerosa que la de los transportistas, viene en contingentes compactos, muchos de ellos uniformados.
Vienen más trabajadores de la salud, agremiados en el Sindicato Único del Organismo Público Descentralizado de los Servicios de Salud de Michoacán (SUTOPDSSM); sigue una asociación civil: “Trabajando por un patrimonio digno campestre”, que corea: “Que sube, que baja, en campestre nadie se raja”; atrás, los agremiados en el Sindicato Independiente de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo (SITASPE), que comenzó a organizarse en el año 2000 y en el 2002 obtuvo su registro
Luego, los del Sindicato Único de Trabajadores del Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Michoacán (SUTCECYTEM), que en sus mantas sí portan la demanda de aumento de salarios, y se pronuncian en defensa de los derechos laborales; atrás vienen los integrantes del Frente Estatal Sindical de Educación Media Superior y Superior (SESENS), gritando consignas: “¡No que no, sí que sí: ya volvimos a salir!”, y: “Gobierno templario: aumento de salario”; después un contingente de electricistas despedidos agrupados todavía en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), que levantan la demanda de renacionalización de la industria eléctrica y petrolera.
Después, vienen los trabajadores de los institutos tecnológicos de Pátzcuaro, de Los Reyes y otros; luego el Sindicato de Empleados de la Universidad Intercultural Indígena de Michoacán (SEUIIM), que demandan recategorización, basificación real, capacitación y homologación salarial; después el Sindicato Único de Trabajadores Académicos del Conalep Michoacán, que van coreando: “Morelia, disculpa por esta interrupción, pero este mal gobierno no da la solución”, y también: “lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar, por un salario digno como el de los demás”.
Pasan por la banqueta dos jóvenes con una imagen de bulto de San Judas Tadeo, grande, repartiendo volantes y pidieron “cooperación”; les pedimos uno de sus volantes, pero se ve que no dan paso sin huarache: se niegan si no hay cooperación.
Atrás vienen los trabajadores del Colegio de Bachilleres, seguidos por los trabajadores de Telebachillerato de Michoacán, quienes corean: “Maestro, grita, no vienes de visita”, y cierran violentamente el tránsito de vehículos en la calle Belisario Domínguez; los conductores, pese a su molestia, se ven obligados a esperar.
Viene también una Delegación de Jubilados; telesecundarias; maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) Sección XVIII, como penúltimo contingente, y cierran la marcha integrantes del Frente Nacional en Lucha por el Socialismo (FNLS), que gritan la consigna: “Ahora, ahora, eres indispensable: presentación con vida y castigo a los culpables”; también: “Cuando el pueblo se levante por pan, libertad y tierra, temblarán los poderosos de la costa hasta la sierra”.
Dos señoras que hablan entre sí en inglés entran al Templo de las Monjas; un hombre y un muchacho que están vendiendo sombreros afuera, contestan a pegunta que algo sí han vendido, y una señora con una cubeta se acerca a ofrecer su vendimia: alegrías y garapiñados que porta en la cubeta, los ofrece sin hablar, seguramente ya con la boca seca. Pasa de mediodía. Volviendo sobre nuestros pasos vemos que en el templete fuera de Palacio de Gobierno los oradores se han ido sucediendo rápidamente, con discursos breves, generalmente dirigidos a sus miembros.
En el andador de la Plaza Benito Juárez, donde en la mañana hubo un connato de persecución al gobernador Fausto Vallejo, se desparramaron los trabajadores del Colegio de Bachilleres, uniformados con playeras blancas con sus nombres y las siglas del sindicato, y pantalones de mezclilla azul: se toman fotos en grupitos.
Es hora de quitarse del sol y también de escribir el texto correspondiente.