Ayotzinapa en la Bola (Fotogalería)

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

En el patio central de la Casa de la Cultura de Morelia las luces estaban apagadas. Sólo las luces proyectadas sobre el escenario iluminaban a los integrantes del grupo Bola Suriana.

Alrededor de la fuente, de la que -a borbotones- salía el agua, sentado, el público escuchaba entre sonrisas y silencio la música tradicional mexicana que ofrecía el grupo en el marco de su 25 aniversario de fundación.

Al ritmo de una valona, género de música tradicional de la región de tierra caliente de Michoacán, caracterizados por el humor, los “bolos”, como algunos les dicen, cantaron a los políticos en campaña.

Cada verso que fue vertido con esa pieza arrancó carcajadas a los asistentes por la forma en que de manera cantada se iba delineando a los candidatos.

La guitarra, la flauta transversal, la jarana, el bajo, todos los instrumentos se fueron conjuntando y sonando entre las paredes de cantera del patio del recinto, donde la noche resaltaba la música.

José Alfredo Barrera, en una de las guitarras, recitó unas líneas dedicadas a los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa:

“Ayotzinapa, mi gente

Hoy sacude la conciencia

Entre tanta pestilencia

De éste México doliente

Donde tanto pe…nitente

No se tienta el corazón

Acallando la  razón

Con sangre apagando vidas

Por lo que tantas heridas

Hoy encienden la pasión.

 

Después de ésta voz y líneas que llevó de la risa al silencio al público, Bola Suriana rompió los aplausos que sucedieron al poema, con la canción de “Sólo le pido a Dios”.

La pieza escogida para estas líneas, conmovió a los asistentes, quienes corearon la canción y, al concluir, soltaron el aplauso.

Cantaron también al Lago de Yunuén. Con “Aprendiendo a Vivir” resaltaron la alegría de vivir, “porque ¿para qué la vida? Si no para disfrutar”, repetían en la canción que hizo que varios de los que estaban parados se movieran como si estuvieran bailando.

El concierto ofrecido éste sábado cerró una serie de presentaciones de tres días conmemorativas al festejo del aniversario de Bola Suriana. Duró alrededor de dos horas. Algunos disfrutaron de la música desde el café de la Casa de la Cultura; otros, relajados y sin empacho, desde el suelo, simplemente se dejaron seducir por el evento.