Morelia/Héctor Tapia
José Luis, de aproximadamente 8 años de edad, reflexiona por un momento y escribe en uno de los papeles que le dio su profesor Raúl para que contestara las preguntas que forma parte del trabajo del día.
Al igual que sus compañeros de grupo llevan seis días tomando clases frente al Palacio de Gobierno; bajo la gran carpa blanca que se instaló sobre la Avenida Madero, por parte de Movimiento Antorchista.
El trabajo que trata de hacer, a partir de los ejemplos contemplados en el papel que les entregó el maestro, es un anuncio. La idea es que vayan identificando elementos concretos y de redacción.
Detrás de él está el profesor Raúl Zárate Melchor, quien se acerca a los niños que ocupan una mesa donde ya no caben más estudiantes.
De fondo están otros alumnos de la escuela Primaria Juan Ortiz Murillo. La escuela donde se enfrentaron a golpes padres de familia, profesores y simpatizantes de movimiento Antorchista; la causa, la implementación del Programa de Escuelas de Tiempo Completo. Aseguran.
Mientras vigila a sus alumnos, Zárate Melchor, quien asegura lleva 30 años dando clases, y tres apenas en la escuela Ortiz murillo, indica que siguen esperando una solución al conflicto que se vive en su escuela.
Llegan a las 8 de la mañana a la Avenida Madero y se van a las 2 de la tarde. Llevan así seis días, señala. Son seis grupos, uno de cada grado, que están tomando clases ahí.
Ellos, los que están ahí, están a favor de la implementación del Programa de Escuelas de Tiempo Completo; asevera que éste tiene múltiples ventajas para los padres de familia, como es el de mayor atención a los niños en las escuelas, donde se les procurará una alimentación completa, entre otras cosas.
Por otro lado, los amigos de José Luis pasan de una butaca a otra, charlan.
“No sabemos por qué es porque se niegan, pensamos que es político su inconformidad”, dice el profesor, quien señala a uno de sus compañeros docentes que resultaron heridos en el enfrentamiento registrado el 3 de febrero pasado, donde se contabilizaron 10 heridos, según cifras oficiales.
-De seguro están más a gusto aquí afuera recibiendo clases- Se le pregunta a uno de los niños. Quien asiente con la cabeza sin pensarlo dos veces.
-¿y aprenden más?- se le pregunta también.
Él niño asegura que sí, pero inmediatamente el profesor replica que lo cierto es que hay muchos distractores ahí afuera. Lo dice mientras a un costado pasan y pasan transeúntes (turistas, estudiantes, burócratas, etc..) frente a la catedral.
A lo lejos se ven dos baños portátiles que se instalaron afuera de la carpa, los letreros son claros, uno es para niñas y otro es para niños.
Los grupos, dispersos bajo la carpa siguen tomando sus clases. A escasos 2 metros de la misma, una señora vende fruta, otro más vende artesanías, hay también el que ofrece aguas frescas. Mientras unos niños juegan, uniformados de azul juegan a que luchan entre ellos, ríen. Total, ya casi es hora de la salida.