Morelia/Héctor Tapia
La avenida Madero se fue llenando de personas desde temprano. Estaban desde Las Tarascas y se extendieron hasta la calle Nicolás Bravo, por ambos lados de la calle. El desfile de toritos de petate estaba por comenzar.
Ya sonaban varias bandas de viento, las trompetas y el tambor animaban a los morelianos que estaban por comenzar a desfilar.
Disfrazados unos, otros pintados de sus rostros, bailaban al ritmo que tocaba la banda.
Los contingentes provenientes de medio centenar de colonias de la capital michoacana se fueron congregando en la Plaza Villalongín, de donde comenzaron el recorrido.
Niños, jóvenes, familias enteras participaron del desfile.
Debajo de los toritos se tapaban los jóvenes, tanto hombres como mujeres, y comenzaban a bailar.
Había figuras muy diversas y coloridas. Llevaban también imágenes religiosas.
Mientras caminaban algunos jóvenes iban bebiendo cerveza, otros con cuba en mano estaban a la orilla de la calle, viendo como bailaban las comparsas.
Se estima que alrededor de 30 mil personas se dieron cita para ver pasar a cada una de los contingentes.
Niños curiosos se quedaban observando con la boca abierta los coloridos toritos que eran llevadas al ritmo de la banda.
En su mayoría fueron jóvenes los que desfilaron, riendo, bailando. Las bandas sonaban las piezas tradicionales como Juan Colorado, y de fondo la gente bailando.