Morelia/ Samuel Ponce Morales
1.- Pese a las excusas o justificaciones, a lo largo de su trayectoria, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en territorio michoacano ha causado mayores estragos, de casi todo corte, que una mayor calidad educativa.
2.- En diversas etapas, el llamado magisterio democrático, mayoritariamente sin demandas de su sector, al igual que sus alfiles normalistas, han puesto en jaque no solo la gobernabilidad del estado, sino la viabilidad de unas finanzas públicas sanas.
3.- La CNTE ha rebasado ya su inicial lucha de mejoras en sus ingresos y mejores condiciones de trabajo, dejando en el camino una educación de calidad frente a las aulas, ya sea por incapacidad o ausencia, más allá del discurso de un cambio de política educativa.
4.- Al final, son los hechos los que cuentan, el movimiento de la CNTE ya deja demasiado que dudar de sus intenciones, aunque, ciertamente, se reconoce una razón parcial para echar abajo la mal nombrada reforma educativa de carácter federal.
5.- Una parte importante de los “democráticos” seguirán con mayor fuerzas sus movilizaciones con o sin argumentos válidos, pero en este año con una mira evidentemente política electoral, en respaldo nada subliminal hacia quien se compromete a un viraje en la política educativa.