Llamarada de Petate…

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

Las playeras y sudaderas verdes se fueron agrupando afuera de cada banco, hasta bloquearlos. Llegaron con sillas de tijera, plegables, al hombro. Colocaron carpas. Se instalaron. La protesta estaba anunciada.

Diversas organizaciones sindicales que forman parte del Frente Cívico Social se dieron cita en los puntos acordados.

Desde las 8 de la mañana la vialidad de Casa de Gobierno del estado fue bloqueada; fue el único punto en la capital michoacana donde se obstruyó completamente la vialidad.

En el centro histórico de Morelia, donde están varias sucursales bancarias, los uniformes verdes del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Poder Ejecutivo (STASPE) hacían contraste con la cantera rosa de los edificios.

Conforme avanzaban las horas los sindicalizados, prácticamente inmóviles, se fueron sentando.

Las banquetas se la madero, en el primer cuadro, se llenaron de sindicalizados que para aguantar la espera se distarían con sus teléfonos celulares. Algunos hojeaban los diarios que traían para pasar el tiempo. También se veía una que otra revista de espectáculos. La idea era no aburrirse.

Los vendedores de aguas frescas hicieron su agosto. Un vendedor de coco, frente a los manifestantes en plantón obligado, se estacionó entre los trabajadores para jimar el fruto y venderles el agua.

Las primeras noticias llegaron, mientras el vendedor de garbanzos cocidos hacía lo propio: ya están en reunión con el gobernador del estado.

El pronto acuerdo se veía ya desde antes de comenzar la protesta. Desde días antes se había anunciado bloqueos en múltiples partes de la ciudad. No fue así. Sólo se extendió a bancos y centros comerciales.

Fueron pocas horas, comparativamente con otras ocasiones, apenas se dio el mediodía llegó la llamada, la esperada llamada: ya hay acuerdos.

Con el compromiso de establecer mesas de trabajo los sindicatos del Frente Cívico determinaron concluir la manifestación. El objetivo se había logrado: que el gobernador se sentara y estableciera compromisos.

En cuanto se recibió la llamada, los trabajadores fueron despejando, casi de manera abrupta, los bancos del centro de la ciudad. Las filas de playeras verdes fluyeron por la avenida hasta dispersarse. La protesta, por este día, había concluido.