Morelia/Redacción
De pronto, arriba, las luces de bengala rasgaron apenas, con su luz, la imagen del cielo. Hizo voltear a los aproximadamente 10 mil jóvenes que se congregaron en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. Las luces anunciaban, sin que los estudiantes lo supieran, que ese 2 de octubre de 1968 pasaría a la historia como una de las mayores tragedias de México.
“2 de octubre, no se olvida…”, resuena la frase año con año, durante las movilizaciones que se realizan para conmemorar la fecha. Siempre los estudiantes. ¿se olvida?.
La escritora Elena Poniatowska, autora del libro “La Noche de Tlatelolco” y una de las principales cronistas de esta fecha, refiere en una de sus múltiples crónicas que dentro de los testimonios compilados, las luces de bengala desencadenaron la balacera en contra de los estudiantes.
Los estudiantes congregados en la Plaza de las Tres Culturas escuchaban los discursos del Consejo Nacional de Huelga. Sin embargo, aunque en su mayoría eran estudiantes jóvenes, hombres y mujeres, también había ancianos, niños, amas de casa, vendedores ambulantes.
Las fuerzas públicas se iban acomodando. Después de esas luces de bengala se escucharon los primeros disparos que alarmaron a los estudiantes. Eran contra ellos, no sabían exactamente de dónde provenían. Ahí, en la explanada, fueron cayendo estudiantes, describe la cronista.
De acuerdo a las versiones periodísticas que salieron al día siguiente de la matanza, participaron 5 mil soldados, y agentes vestidos de civil, que estaban mezclados entre los estudiantes; que a la hora de las bengalas usaron distintivos para diferenciarse de los estudiantes.
Para el 6 de octubre, el Consejo Nacional de Huelga dio a conocer que 150 civiles y 40 militares cayeron víctimas de los disparos. La escritora refiere después que Octavio Paz cita el número publicado por el diario inglés The Guardian que considera que, después de una investigación cuidadosa, fueron 325 muertos.
