Morelia, Mich. | ACG.- En Morelia, algunas calles aún conservan sus nombres originales, ocultos en placas añejas y en la memoria colectiva de quienes las transitan. Aunque el ir y venir de una ciudad cambiante ha impuesto nuevas nomenclaturas, estos nombres del pasado resisten, incrustados en fachadas de cantera y rincones históricos.
Son fragmentos de una Morelia virreinal que se niega a desaparecer, donde cada nombre antiguo es una pista sobre el comercio, la vida cotidiana y las leyendas que alguna vez recorrieron estas calles.
La actual avenida Francisco I. Madero, arteria principal de la ciudad, alberga varios de estos nombres olvidados. En algunos tramos aún es posible encontrar referencias a la «Calle del Magistrado», mientras que en su cruce con la calle de Álvaro Obregón sobrevive el antiguo nombre de «Calle del Ciprés». No muy lejos, en la esquina con Fray Juan de San Miguel, permanecen la antigua «Calle del Serafín» y la «Calle de las Damas».
En las cercanías de San Francisco (Plaza Valladolid), donde los muros de cantera resguardan años de historia, las calles aún susurran sus nombres originales. La «Calle del Duende» se esconde en una angosta vía, junto a la «Calle de la Gachupina» y la «Calle de las Cocheras».
En el Portal Galeana se conserva el rastro de su antigua denominación, «Portal de la Nevería», mientras que el Portal Hidalgo aún resguarda su nombre original: «Portal de Guadalupe».
La calle Ignacio Zaragoza, por su parte, conserva vestigios de dos nombres antiguos: la «Calle del Olmo» y la «Calle del Desván». En Santiago Tapia, sobrevive la «Calle de la Amargura».
Al recorrer el Centro Histórico, basta con detenerse un momento y mirar con atención las esquinas y muros de cantera: allí, en letras desgastadas por el tiempo, las calles antiguas de Morelia siguen contando sus historias.
En el camino, es posible encontrar nombres tan peculiares como la «Calle del Sombrero», hoy Galeana; la «Calle del Feo», en la intersección de Abasolo y Guerrero; o la «Calle del Comercio y la Factoría», en el tramo de Allende, junto al Ayuntamiento.
Fotos Asaid Castro/ACG