¿Último aliento?

ACG
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Morelia/Teodoro Barajas Rodríguez

Cada vez que vamos al estadio parece regresar la infancia a través de un laberinto cuya brújula es un balón. Se puede cambiar de pareja, partido político o religión, pero no de equipo subrayó alguna vez Eduardo Galeano, el celebrado autor de Las venas abiertas de América Latina.
El club de fútbol Atlético Morelia trasmutado a Monarcas Morelia vive un momento complicado debido a situaciones multifactoriales, no ha sido bien administrado, parece carecer de un estilo definido, ya se diluyó la garra que caracterizaba a la escuadra de los canarios que comandaba Antonio “Tota” Carvajal con aquella tripleta de chilenos: Marco Antonio Figueroa, Ángel Juan Bustos y Juan Carlos Vera, respaldados por un auténtico diez como lo fue Mario Díaz. Fue un equipo emotivo al final de la década de los ochenta.

El sábado anterior el Morelia sacudió en cuatro ocasiones la red en la portería de pumas de la UNAM que salió a jugar a nada. El epílogo de la liga se vivirá el próximo sábado, será esa fecha en la que se habrá de resolver sobre el terreno de juego si desciende el Morelia o los Jaguares de Chiapas, éste último con una directiva morosa que acostumbra no pagar mal sino más bien no pagar a sus jugadores.
Los futboleros de Morelia, que son ruidosa mayoría, no digieren que pueden quedarse sin equipo en la primera división profesional, ya no estarían cada quince días en las gradas del estadio Morelos bebiendo chelas, mentando madres o disfrutando el placer de corear un gooool.
La querencia prescribe que el Morelia se quede en esta su plaza, en la nostalgia de muchos aficionados deambulan los fantasmas de mejores tiempos, de goles definitivos, de un estadio Venustiano Carranza insuficiente en el que se escuchaba gritar “al empate Morelia”.

Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra describe al gol como el orgasmo del citado deporte, también señala que como sucede en la vida real cada vez es más escaso. No obstante, una mayoría abrumadora como heterogénea desea quedarse con el Morelia y explotar en orgasmos desde esa perspectiva del enorme Galeano, el sábado próximo la suerte estará echada, así como lo dijera Julio Cesar al imponerse en la Guerra de las Galias que se despidió con aquella frase: vine, ví y vencí.