“Si pueden, no vayan nunca”

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Sergio Pimentel

Nunca, en 14 años de vivir al ladito del lago de Patzcuaro, había querido ir a la tradición de noche de muertos. Me parecía impertinente. Este año fuimos. Tzintzunzan fue indignante, como el país. La estulticia encima de nuestros muertos, o mejor dicho: de los muertos de otros.

Pero en otro lugar sin nombre, fue diferente. Todo lo sagrado se reunía en ese panteón, en esa noche. La vida, la muerte, el amor y los dioses. Entramos en silencio y nos salimos rapidito. 10 minutos. Llorando.

Si pueden, no vayan nunca. Mejor esperen a sus muertos en sus tierras. No sea que lleguen y ustedes de turistas.