“Queremos creer que siguen vivos…”

ESPECIAL
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Morelia/Julieta Coria

Como un pequeño velero a la deriva contra titanes, era la imagen de Abdayan Guzmán Cruz, en compañía de dos activistas sociales, en una deslucida mesa, frente a los medios de comunicación.

Una tercia que hoy reclama y exige la desaparición de cinco miembros de la familia Guzmán Cruz  todo ellos detenidos desaparecidos por elementos del Estado Mexicano entre los años 1974 y 1976.

Detrás del miembro de la familia desaparecida,  una pared tapizada de imágenes de rostros viejos, rostros de los  desaparecidos, uno tras otro, detrás de quienes en 44 años, han clamado justicia y presentación con vida de los hombres, casi en el olvido.

ACG

José de Jesús Guzmán Jiménez; Amafer, Armando, Solón, Adenauer y Venustiano Guzmán Cruz, originarios de la comunidad indígena de Tarejero, Michoacán, así como, también de los estudiantes Rafael Chávez Rosas, Doroteo Santiago Ramírez y José Luis Flores Cruz, por todo ellos detenidos desaparecidos familiares y activistas alzan la voz.

Con poco espacio en un café, en las calles de Morelia permanecían bien sentados, en un pequeño evento donde uno de los hijos de los desaparecidos, habla con pasión y con rabia, como siempre lo hace. Hoy, luce con un semblante entre el cansancio y la preocupación.

El lugar poco a poco se convertiría en un foro donde gobernaba la incertidumbre, la nostalgia, no hay hombres a la vista y los pocos que acudieron se les observa allá, atrás compartiendo el café y las galletas con otros periodistas, mientras la indignación en contra de las desapariciones, armonizaba al ritmo de la voz de Abdallán.

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Iniciaba lanzado datos duros con aquella agudeza, cómo quién no esconde la rabia y desde su pecho arroja el sentir y la indignación por lo que sucede en tiempos en donde tras la desapariciones de personas en todo el país, se han disparado donde no cesa la violencia contra los pueblos indígenas, y crece el número de víctimas en un sistema que no ha dado resultados.

“Llevamos 44 años investigando, pugnando y no nos dicen nada, la única respuesta ha sido la impunidad, el proceso ha sido tardado y desgastante porque las comisiones de derechos humanos siempre les dicen todo a los gobiernos y ahí se para todo el asunto, pese a las evidencias que hemos presentado”.

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El silenció reinó el lugar, las palabras salidas de la boca del familiar, cayeron como un balde de agua fría. Es claro y evidente que se siguen justificando los delitos que responsabilizan a las indígenas de sus propios crímenes ¡”No hay justicia”! de nuevo la sensación de aquella mirada furiosa al aire, como en búsqueda de una víctima, que no está presente.

El encuentro dio por terminado con la participación Abdallán, quien prometió continuar la lucha en defensa de las débiles, alzando la voz por los que no están, por la verdad, pero sobre todo por la justicia.

“Queremos creer que siguen vivos….”dice repetitivamente.

No hay más que decir…