“¡Ora Padrote!…”

Imagen: Jesús Valencia
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Los Reyes de Salgado / Jesús Valencia Farías

Cada mañana las pequeñas ruedas del carrito para bolear zapatos de Panchito suenan cuando sube por la calle Mina rumbo a la plaza de Los Reyes.

El sol se ve en el horizonte resplandeciente, mientras empuja su equipo de trabajo y saluda a la mayoría de personas que encuentra con una cálida sonrisa que parece permanente en su rostro.

Panchito es bolero en la plaza de Los Reyes desde 1985, su nombre es Francisco Valdovinos Castañeda. Nació en la calle Allende de aquel pueblo con casas de teja y adobe ahora convertido en ciudad.

Cuando le pregunte por su edad, Panchito primero responde 59 pero después se arrepiente y dice que en realidad tiene 56. Su pelo es blanco de canas, pero su actitud la de un joven. También es músico, toca guitarra y canta boleros los domingos por la tarde a un lado del quiosco con otros músicos.

Panchito acepta hablar de su vida como bolero en Los Reyes. Comienza por recordar que gracias a que los boleros que estaban hace 33 años le regalaron su primer cajón para bolear fue que empezó en este oficio con el que inicio ganando 1 peso por boleada que en ese entonces, dice le alcanzaba para una torta de las mismas que venden todavía en la esquina de la plaza a 33 pesos.

De su vivencia pasando la mayor parte del día a diario en la plaza de Los Reyes, habla de lo que le viene a la memoria con humor y sorpresa, de cuando la gente le gritaba a Carlitos: “el murciélago”, “¡ora padrote!”, para hacerlo enojar porque era tartamudo y este contestaba con palabras altisonantes como “tu puta madre cabrón”, lo que hacía que la gente que iba pasando se riera mucho.

También se acordó de Pedrito, otro personaje al que le decían “pedrito suelta la gallina” y contestaba a puras mentadas de madre o de Joaquín el campanero al que la gente le daba mucha carrilla por estar cieguito, y de Lucila, una muchacha muy ocurrente que se iba hasta Santa Clara en patín del diablo desde Los Reyes y era amiga de todos los boleros.

Otra cosa de la que Panchito se atreve a hablar es de que desde su punto de vista la plaza de Los Reyes, es un lugar de encuentro también para las infidelidades. Comenta que un 80 por ciento de sus clientes se manifiestan no satisfechos con las atenciones de sus esposas y van a la plaza haber que agarran o por lo menos a ver pasar las guapas muchachas que van al mercado o a la iglesia.

Lo de la infidelidad Panchito lo recalca incluso comparando a la plaza de Los Reyes con una cantina para fichar. Debido a que el piensa que cuando no hay gente en las cantinas de la zona de tolerancia las mujeres que fichan ahí se vienen a la plaza a buscar hombres discretamente.

Por otro lado al hacer comparaciones en el antes y después de la plaza, Panchito tiene varias opiniones; señala con su mano izquierda dos fotos que tiene enmarcadas en un cuadro, colgadas en la parte superior de su carrito. Una de ellas de1985, la otra del 2016, de las que narra que hablan por si solas y muestran como antes había más sombra, más árboles y flores de lo que hay hoy.

También le viene a la memoria como alrededor de la plaza en los años 80’s del siglo pasado había discotecas como Saturno, el Túnel y Café Crema donde la juventud iba a bailar música disco en inglés como era la moda en esos días.

Una tradición que también comento se ha perdido en la plaza de Los Reyes es aquella que se heredó de la de Cotija cuando los muchachos y las muchachas en el jardín de la plaza daban vueltas en sentidos contrarios para encontrarse entre si y cuando se gustaban se roseaban con confeti o los muchachos regalaban flores.

Panchito cree que mucho de lo pueblo pintoresco que caracterizó a Los Reyes, ha quedado en el pasado casi sin rastro, porque la urbe ha crecido bastante, ha llegado gente de muchas otras partes, y por citar un ejemplo; en el lapso de los 33 años que ha estado en la plaza, dos presidentes municipales la han remodelado su modo, con lo cual dice Panchito que se han ido perdiendo árboles y vegetación.

Finalmente Panchito quiso provechar esta entrevista para invitar a las familias a que se acerquen a la plaza los domingos por la tarde para que escuchen las interpretaciones musicales que realiza con sus amigos, las cuales hacen con mucho gusto para los reyenses y sus visitantes.