“Nos criminalizan por ser indígenas”

foto: Julieta Coria
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Morelia/Julieta Coria

Su rostro lo dice todo, su preocupación y su impotencia es notoria cuando se habla de las desapariciones forzadas en Michoacán, y en el País, hoy no es las excepción.

Adolfo Rodríguez integrante del Comité de Familiares de Personas Detenidas y Desaparecidas en México (COFADDEM) “Alzando Voces”, lleva casi una década trabajando y alzando la voz, por los desaparecidos, víctimas de un “sistema de gobierno nulo que no ha dado resultados” dice entrevista.

Hoy luce sencillo, vestido de negro como el luto que guarda, no sonríe, durante la conferencia de prensa donde se exige la aparición con vida de miembros de la familia Guzmán Cruz, quienes llevan 44 años desaparecidos y sin señales de vida.

Habla de José de Jesús Guzmán Jiménez; Amafer, Armando, Solón, Adenauer y Venustiano Guzmán Cruz, originarios de la comunidad indígena de Tarejero, Michoacán, así como, también de los estudiantes Rafael Chávez Rosas, Doroteo Santiago Ramírez y José Luis Flores Cruz, todo ellos detenidos desaparecidos por elementos del Estado Mexicano entre los años 1974 y 1976.

Uno de los temas, que le duele mucho, y por el que la “lucha no se detiene” fue sin duda la cifra de los 300 personas desaparecidas de la región de la Costa, Tierra Caliente, Uruapan y Morelia “la mayoría son jóvenes, son estudiantes…” decía con la ligera nostalgia, como si fuesen incluso sus familiares mismos.

“Es muy lamentable, vivimos en un país que no hay justicias, que nos están desapareciendo y no pasa nada…”

Como “luchador social” se dijo que no permitirá que quedara en el olvido, nosotros revivimos y exigimos deudas que tiene el gobierno con la sociedad y cada año recordamos al gobierno que tiene el compromiso de “darnos una verdad”.

Nosotros no queremos la reparación del daño que es todo lo que se nos ofrece, pero nosotros queremos que nos digan que pasó, que hicieron por ellos…

Lo que sucede con los estudiantes indígenas dijo, “es que nos criminalizan a la mayoría de los jóvenes que nos dedicamos a estudiar y a trabajar y que se nos juzga nuestra condición…”

Lo que queda, dice, sin mucho ánimo, ya es “solo esperar a que la cosas mejoren y se esclarezcan las desapariciones, que si el gobierno no nos dé y esperamos que el nuevo gobierno pueda hacer “ahora sí” algo porque de lo contrario, no sé qué pasará, más dolor, preocupación, coraje, ni rabia, no podemos sentir más…”