Noche de “caos” y lucha

IMAGEN: ENRIQUE CASTRO
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Morelia/ Enrique Castro

Sábado de lucha, libre. El ya tradicional auditorio de la Confederación Nacional Campesina (CNC) luce con su cuadrilátero al centro y aunque a la hora marcada la audiencia es poca, los organizadores trabajan duro para iniciar las batallas. El cartel prometía cuatro luchas interesantes, con luchadores de Michoacán y de Irapuato, Guanajuato.

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El sonido quedó listo y se dio la primera llamada, los asistes aplauden o chiflan, y siguen llegando algunos más. El sol comienza a caer e ilumina con su escasa luz la ahora convertida en arena de Lucha libre. Al fondo, una manta indica los vestidores, donde los guerreros se preparan. Lucha Poder Independiente (LPI) es la escuela-asociación que organiza la función y sus siglas se leen en la cortina de acceso a los vestidores y de donde los enmascarados salen cuando los presentan.

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La primera lucha comienza… uno a uno se presentan los contendientes; Obituary y Cruz de Silencio por el lado rudo y Pollo oriental y León Oriental por el técnico. Como las reglas lo indican, unos primeros son “los malos” y los segundos los buenos”.

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El chiquilín es el réferi y para no dudar que este deporte es parte de la cultura más arraiga de México, este sale con una playera del América, el equipo de futbol más odiado o amado en el país. Obviamente recibió mentadas de madre por montones, incluyendo de los propios luchadores: “ y que chiiiiingue a suu ma… el América”, El chiquilín sonríe y se voltea.

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Las hostilidades comienzan y los luchadores comienzan a “danzar” en el cuadrilátero; Obituary es el único desenmascarado y junto a Cruz de silencio comienzan ganando.

“Haaaaaablale caaaabron” grita un aficionado al rudo sin mascara, algunos ríen mientras este le hacía señas a Cruz de Silencio quien responde con un ademán y un sonido. Pocos saben que este luchador es sordomudo y solo con gestos se comunica, bueno, y también con patadas voladoras y llaves de lucha. Responde bien a los ataques, y en algunos otros casos cede y es sometido por León Oriental.

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En la tercera caída, la lucha empatada dio un giro, ya no era dos contra dos, Obituary traiciona a Cruz de Silencio y a él, junto a los dos técnicos, los ataca. La gente se emociona y el rudo gana la batalla contra los tres, Cruz de todos modos alza la mano con la victoria.

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La organización Generación XXI de Irapuato, fungió como invitada y las luchas se realizaron entre esta y LPI, en la segunda batalla se enfrentaron en pares representantes de cada una. Astro Infernal y Virgin comandaban los dos bandos, el espectáculo se convirtió en un ir y venir de maromas y llaves, saltos desde la tercera cuerda y batalla fuera del ring; donde incluso comenzó a sonar el metálico ruido de las sillas en las espaldas de los luchadores. Astro infernal con sus blancos ojos no pudieron contener el poder del bando técnico y perdieron la última caída.

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Entonces, hizo su presencia Lucifer, con negro atuendo y la mitad del rostro pintado de rojo y dibujado con una calavera; el luchador de Irapuato vociferó contra los contendientes morelianos y obviamente fue retado a una lucha arriba del ring por León Oriental Jr.  Antes de si quiera subir al cuadrilátero, el retador ya estaba en el suelo con un sillazo en la cabeza por parte de lucifer, los espectadores se levantaban rápidamente y daban lugar a la batalla, unos abucheaban otros pedían otro golde con la silla. León Oriental Jr se levantó y azotó a lucifer en los postes, subieron al ring y las cosas se fueron en un ir y venir de fuerza contra lances extraordinarios.  Fue a una sola caída y Lucifer puso espaldas a la lona a su contrincante y se le contaron los tres segundos necesarios para perder. El de Irapuato se alzó con la victoria, sin embargo, fue retado a una revancha, obvia, otro día y en otro lugar. La rivalidad comenzó y seguirá ya que lucifer en un acto de rebeldía retiró la máscara de León oriental Jr, quien exigió respeto a las reglas. Lucifer no hizo caso y posó en fotografías con la máscara arrebatada.

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Dogo y Perro Negro fueron el equipo rudo de la siguiente pelea contra Cometa Extreme y Maremoto JR por el lado técnico; los rudos de Morelia y los “buenos” de Irapuato. El ambiente era bueno: gritos de apoyo y abucheos según las preferencias. Siempre el bando rudo más fuerte en su relación con el respetable, incluso entre ellos surgían disputas repentinas. Los técnicos volaban de un lado a otro, dentro y fuera del ring; las sillas volvían a ser factores principales en las espaldas de los contendientes y la gente se prendía y pedía más, o menos, en caso de ser su favorito el que estuviera en el suelo. “Te haaaaaces weeey, Chiquilin” le gritaba alguien del público al réferi que contaba tan lento que el mundo parecía detenerse; sin embargo, este ponía cara de “no saber que pasa”, estas decisiones le sumaban triple mentada de madre: por contar lento, “por irle al América y por ojeis” le dijo un joven en la primera fila, la cual ya había desaparecido por la cantidad de sillas que usaron los rudos para golpear a los técnicos. Los de Morelia se alzaron con la victoria.

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El momento estelar de la noche llegó; el público impaciente esperaba la hora mientras niños asistentes jugaban en el ring sintiendo que eran luchadores y soñando con volar desde las cuerdas como los que ahí luchan día con día. Un grupo de jóvenes gritaban y aplaudían a los que arriba se iban a enfrentar.

Por el lado técnico y local; Angeluz Flye, Alocer y Angel Dorado Jr contra Maravilla Strong, Hijo de Dr Polux y Muercielago plateado Jr por el lado rudo y provenientes de Irapuato.

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Salieron de los vestidores por tercios y antes de que se presentaran al público Ángel Dorado ya estaba contra las cuerdas en medio de una llave del Hijo del Dr Polux; en ese momento se anunciaba que la pelea era a una sola caída sin límite de tiempo en la modalidad de relevos australianos.

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Arriba del ring todo eran golpes y llaves, todos contra todos, hasta que por fin las cosas se calmaron y Ángel Dorado Jr y Murciélago Plateado Jr se enfrentaron uno a uno haciendo gala de un enfrentamiento donde las cuerdas fueron las aliadas para los lances y la técnica la base para ir de un lado a otro luchando, cediendo y poniendo espaldas planas sin rendición. Después llegó el todos contra todos de nuevo, arriba y abajo del ring había espectáculo y lucha; uno a uno volaban desde arriba para caer sobre sus oponentes en el suelo, la gente gritaba y se emocionaba en cada uno de los lances o de las tijeras que se realizaban arriba. Como casi una tradición, el ruido de las sillas sobre las cabezas de los luchadores se escuchaba de nuevo. Al final quedaron dos sobre el cuadrilátero para la batalla final, pero, Angeluz Fly se deja caer y Maravilla Strong con un bostezo se coloca arriba de él para que Chiquilin diera las tres palmadas que ponían a los rudos como ganadores.

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Esto causó una ola de rechiflas, mentadas de madre y conmoción entre los asistentes; también entre Ángel Dorado Jr y Alocer quienes eran compañeros de bando de Angeluz Fly. Estos soltaron su irá contra el traicionero y lo sometieron, sin embargo, el bando rudo se unió y golpearon a los técnicos. Justo en ese momento, la música subió su volumen y el caos entró a la ahora arena. Nadie sabía que pasaba, un grupo de luchadores salió corriendo de los vestidores; algunos ya con pantalón de mezclilla, pero con su máscara puesta, las sillas y el desorden comenzaron a volar.

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Poco a poco se entendió que ahora la lucha era entre los luchadores Morelianos contra los de Irapuato. Para entender eso los asistentes tenían que “ponerse al tiro” por qué no se sabía de donde llegaban los sillazos, eso sí, nunca contra el público. El espectáculo se prolongó por unos minutos y los insultos y manotazos entre los luchadores eran intensos. Unos arriba y otros abajo, defendiendo el lugar de origen y otros queriendo mostrar supremacía. Chiquilin, el réferi fue golpeado y al final se le vio ya sin su “odiada” playera del América combatiendo del lado de los locales. Las cosas se calmaron y cada bando se proclamó vencedor, se prometieron revanchas. Los de Irapuato se fueron a los vestidores y los morelianos posaron arriba del ring para una fotografía. Risas y emociones se veían entre los niños asistentes, así como los adultos que los llevaban, el espectáculo de la Lucha libre logró su cometido esa noche y brindó una buena batalla; y aunque con una taquilla que no fue la mejor, la función fue digna de este deporte que se basa y tiene su arraigo en la cultura popular de un país. Los luchadores siempre accedieron al público para tomarse fotografías y las famosas “selfis”.

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El emblemático auditorio de la CNC se vació y el cuadrilátero se quedó vacío de nueva cuenta, a la espera de otra noche especial y de otra función de Lucha Libre.

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