Feminicidios, misoginia y falta de comunicación

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Morelia/Acueducto

Montserrat Gómez Vanegas

Parece que ser mujer en estos días es sinónimo de blanco perfecto. Las últimas semanas han circulado imágenes y vídeos de mujeres que, en el mejor de los casos, logran escapar de presuntos secuestradores ya sea por que corrieron o por que alguien se acercó a ayudar.

Desafortunadamente no todas tienen el mismo destino…

Mientras buscaba casos de feminicidios, encontré bebes, niñas, jóvenes y adultas, claro en materia de seguridad, la violencia no distingue género; sin embargo existe una remarcable cantidad de personas de sexo femenino que han sufrido este tipo de violencia.

Cada día existe una nota nueva, hoy fue Joselyn M. de 11 años de edad, quien fue vista con vida por última vez en la Colonia José Vasconcelos, de tarímbaro en 3 de febrero (hace dos días).

Fue localizada hoy sin vida, en un domicilio de la colonia Rubén Jaramillo, debido a datos arrojados por la investigación.

 

A pesar de que rechazo la idea de puntualizar las responsabilidades, en un caso tan delicado,  muchos de estos feminicidios en niñas resalta justamente el factor: familia. Y no sólo porque es justamente en el núcleo familia que ocurren muchos casos de violencia, sino por la ausencia de éstos el momento del suceso.

En unos casos, las niñas confesaron sentirse solas, razón por la que confiaron sus vidas a desconocidos. Como fue el caso de una adolescente quien mantuvo una relación por redes sociales con un joven, sin saber que era una trampa.

Ella confió el el presunto joven de 16 (que en realidad era un hombre de 23 con discapacidad visual) y abrió su intimidad al mostrarse frágil y sola, sin saber que con eso le daba más armas para burlarse de ella.

¿Cómo logró una niña de 13 años escapar de su casa desde Estado de México al centro de la ciudad de México? Afortunadamente la menor escapó.

No puedo encontrar una solución que sea tan sencilla como decir “cuiden a sus hijos”, es evidente que muchos padres lo hacen, pero existen casos como el anterior que tal vez pudo ser evitado desde el inicio.

Debo recalcar que la adolescencia es una época difícil en la que podemos ser más influenciables y el mundo parece estar en contra. Sin embargo, es y debería ser obligación de los padres estar atentos, monitorear la localización de los hijos, saber con quién están y si están bien.

Como padres debemos recordar que vivimos en una época difícil y recordar claramente la diferencia entre “dejarlos crecer y ser libres” y descuidarlos libertinamente.