¿La huelga de la dignidad?

Especial
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Morelia/Samuel Ponce Morales

Ha dejado mucho que desear la falta de la visión de los dirigentes de los burócratas estatales sobre las condiciones objetivas y subjetivas de impulsar y sobre sostener una huelga.

Aparte de los errores, como el arrastrar en el movimiento rojinegro a áreas descentralizadas del Ejecutivo de la entidad, los sindicalistas creyeron o creen en lograr un mejor tope salarial que el 3.5 por ciento y mejor porcentaje en prestaciones.

Cierto, en esta ocasión, el gobierno michoacano se ha mantenido en su postura que ni un recurso más a lo ofrecido, vamos ni siquiera un bono extraordinario por única vez para que el movimiento durara lo menos posible.

Ahora, después de que se declarara inexistente la huelga por parte de las autoridades laborales, habrá que esperar la actitud de los burócratas, aunque, en ese sentido, uno puede ya prever lo complicado para ellos que sería reinstalar las banderas rojinegras.

Claro, la lucha de los burócratas no termina, aunque ya no exactamente en las calles.