Estamos desesperados

Jesús Valencia
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Morelia/Jesús Valencia Farías

En medio de vacaciones veraniegas, en el “corazón” del centro histórico de la capital michoacana, justo enfrente de dos de los edificios coloniales más emblemáticos de la ciudad de la cantera rosa, la Catedral y el Palacio de Gobierno, respaldados por maestros llamados democráticos, jóvenes normalistas mantienen un plantón, cuya principal demanda sigue siendo el otorgamiento de plazas automáticas.

Y ante la incomodidad del tránsito vial y peatonal que provoca la manifestación, una estudiante pide la comprensión a la ciudadanía por sus acciones, “no somos enemigos de la sociedad” y señala que por la situación que se vive no se le puede dar la espalda a su lucha y que insistirán en que su petición se resuelva.

“No estamos en contra del pueblo pero realmente nos sentimos presionados, desesperados por la situación, no hay otra vía, estamos aquí en este plantón y realmente no quisiéramos hacer tomas de carreteras”, enfatiza.

Acusa al Estado, en lo general, a que hace oídos sordos para que nosotros caigamos en provocación y que pueda justificar la represión, en todos los sentidos, y las órdenes de aprehensiones.

Se queja que varios medios de comunicación le dan poco espacio a la lucha normalista y que otros la tergiversan. “En el caso de La Voz de Michoacán, nos atacan, pero entendemos que en este país no hay libertad”. Pedimos, acota, que digan la verdad, sabemos que muchos medios están controlados por la burguesía pero hay otros honestos.

Para ella, los medios de comunicación en estos momentos  están orillando “a que nos repriman”, al señalar que somos  vándalos, seudoestudiantes, y, entonces, lo que hacen es confundir ante la sociedad.

Reconoce que si bien son 990 normalistas que luchan por la plaza automática, por cuestiones de comisiones que tiene cada escuela, no están todos, además que “ahorita, tenemos compañeros en la ciudad de México”.

Luego, habla sin mayores argumentos contra la reforma educativa que “atropella” los derechos de los normalistas y que no lo van a permitir (sic), de la necesidad de más escuelas sobre todo en las comunidades indígenas, donde se seguirá luchando por sus autonomías.