El teatro, desde el suelo… (#Fotogalería)

Imagen: Héctor Tapia
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Guanajuato/Héctor Tapia

Sentados en el suelo, un puñado de jóvenes se aglomeran, dejan al centro un área donde esperan que lleve a cabo la función de teatro callejero que contempla el Festival Internacional Cervantino. Es la edición número 42 que se realiza.

La música de fondo enmarca también el paso de apretujado de quienes pasean por la plaza; se amontonan; unos van con sus vasos con bebidas en las manos.

Empieza a caer la noche. Un viento frío comienza a refrescar el ambiente. El movimiento de jóvenes, que son los que mayormente recorren los callejones de la ciudad de Guanajuato, es constante. Van de un lado a otro.

En las escalinatas de la Universidad de Guanajuato se sientan; hay teatro callejero al aire libre. Subir hasta la parte superior es todo un reto; sin embargo, desde ahí e puede observar como las casas, a lo lejos se amontonan unas sobre otras, coloridas, entre las que resuenan lo cuetones que son lanzados al aire.

Primero para llegar al centro histórico, al corazón de Guanajuato, hay que entrar por una serie de túneles de piedra sobre los cuales está asentada la ciudad. A los lados, al interior del túnel, hay banquetas, la gente camina.

Desde uno de los estacionamientos que se encuentran cerca del centro se puede ver cómo, desde ahí, se desenredan una serie de callejones, enmarcados por construcciones, casas, edificios, que confluyen, como arterias, en el Centro Histórico.

“Es muy romántica la ciudad”, dice Isabel, que conoce muy bien la localidad. Ha vivido ahí. Esto lo constata una pareja de jóvenes que, desde un balcón, se abrazan, se besan. A la distancia hay unos rallones con un mensaje también que pretende perpetuar, por lo menos mientras se pinte, el amor que alguien tiene por su “leonsita”(sic) . Ahí reposa la esencia del famoso  callejón del beso.

Las calles, aunque reducidas, como si se hubieran diseñado para acercar no sólo a los edificios sino a los paseantes, lucen con vida.

Ya en la plaza, un Darth Vader, que carga un oso de peluche se acerca a un Batman, que se dejan fotografiar por quienes pasan. Música de saxofón se eleva por el aire.

Conforme cae la noche comienza a llegar más gente. Un par de mimos hacen gestos, muecas repentinas, dan saldos inesperados, arrancan hilarantes carcajadas de los jóvenes sentados en el suelo.

Se trata dela representación de William Shakespeare, quien llega figurando un busto de marfil que habla, dice sus diálogos y mantiene no sólo la atención del grupo de espectadores, sino también mantiene sus sonrisas. Los involucra.

Es difícil retirarse de una ciudad tan viva, arquitectónicamente tan única, que acerca los eventos culturales a la calle. La salida de los callejones es guiada por el aroma de la comida que –con el viento- le invade.

Ya por la noche, los túneles se llenan de autos que pretenden salir del primer cuadro de la ciudad. Hay gente, habitantes, en lis mismos túneles, esperan que pase el transporte público, es hora de retirarse. Después de todo Guanajuato es una de esas ciudades que a la salida siempre te llama a regresar.