Frozen, El negocio de los más pequeños

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Morelia/Acueducto

Montserrat Gómez Vanegas

Hace poco anunciaron un evento sobre hielo con personajes muy populares (para quienes tenemos hijos pequeños) y claro, pensé “¿por qué no?, seguramente les gustará la sorpresa”

Me confieso emocionada pues, quería saber qué tanto les iba a gustar el espectáculo y decidí vestirlas de princesa, dada la ocasión.  Honestamente me sentí un tanto ridícula, pero cuando llegamos me di cuenta que gran parte de las niñas iba disfrazada.

Algunas con atuendos completos, otras con accesorios y otras tantas no. Pude ver la gran importancia de la mercadotecnia y la gran inmensidad de artículos que se pueden vender a partir de una película exitosa.

“Frozen” se consideró la mejor película de Disney en 2014, su alcance fue tal que claro ya trabajan en la segunda entrega. Obtuvo 2 premios del Oscar, 3 globos de oro, 1 bilboard y el premio del Kids choice.

Y claro cuando salió la película, todas las niñas querían ser Elsa o Ana (protagonistas) y claro los negocios locales y nacionales aprovecharon cada centavo que se podía obtener.

En este show al que asistimos, supieron elegir muy bien el personaje animado que atraería más público, pero no solo eso si no que aprovecharon cada momento para venderte algo.

Había comenzado el show, salieron los patinadores haciendo trucos impresionantes, todos con atuendos coloridos y la energía que emanan cuando lo hacen… cuando de pronto una “abalancha” de objetos iluminados entraron a las gradas y con ello una voz “Amiguito, amiguita dile a tus papás que te compren uno ahora mismo”

Mientras escuchaba eso, las caras de todos los niños dejaron el escenario y en automático buscaban las lamparitas que brillan, los globos con leds, la nariz de payaso con luz parpadeante y demás artículos que iluminan la oscuridad.

No tardaron mucho cuando, entraron otro grupo de personas con casnastillas cargadas de palomitas, papas, churritos, refrescos y agua.

Claro, tengo consciencia que al acudir a este tipo de eventos siempre hay gastos extra, pero esta es la primera vez que me tocaba ir en el lugar de los padres y ¿cómo negarle a tu princesa una varita que brilla?

Por otra parte me daba un poco de risa porque mientras para los pequeños es un deseo por cumplir, para mí como adulto era mucho más que eso, era un negocio redondo en el que realmente se aprovecha cada oportunidad para vender.

Para el intermedio aparecieron manzanas con caramelo, chocolate oscuro y blanco, algunos con los personajes en cuestión, coronas de plástico y más anillos luminosos… y para quienes aún quisieran más, vendían la foto del recuerdo con los personajes en el escenario.

Me preguntaba si tenían los derechos de usar la imagen de esa famosa película infantil, dado que no se puede lucrar con personajes Disney sin autorización, pero al menos también nos regalaron buenos momentos.

Entre manzanas, palomitas y objetos luminosos me di cuenta que lo mejor de salir es compartir esos momentos con quien más lo merece y si me preguntan ¿segurás comprando cosas que no necesitas? seguramente sí. Un punto para las grandes empresas y el marketing.