Doloroso pase de lista…

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

Cae la noche. La oscuridad devora poco a poco la ciudad. La cantera se va iluminando con la luz artificial que poco a poco se va encendiendo. No circulan carros; son desviados por elementos de seguridad a otras vialidades alternas. Se puede caminar tranquilamente, pero se escuchan reclamos y se ven rostros indignados, molestos, inquietos.

– !Vivos se los llevaron! – Grita uno de los jóvenes.

– !Vivos los queremos! – Responde el resto que se ha dado cita a la protesta.

Frente a la Plaza de Armas, otro grupo de estudiantes, de la escuela de Bellas Artes, realiza un performance. Vestidos de negros, como sombras, se mueven tambaleantes, se tiran al suelo, agonizan, hacen que agonizan, se levantan, gritan y reclaman la ausencia de los 43 jóvenes de la Escuela Rural de Ayotzinapa, Guerrero. Reclaman por algo que no debería ser. Son jóvenes como ellos, pudo ser cualquiera. Lo remarcan en sus carteles, en sus pancartas.

Venían de manifestarse, los normalistas, desde la Casa de Gobierno. A su paso fueron encontrando también a personas independientes, de otras organizaciones civiles, que se fueron sumando al airado reclamo porque han pasado más de 33 días de la desaparición de los jóvenes y no hay respuestas que satisfagan. “Los queremos vivos”, reiteran una y otra vez.

De forma paralela profesores de la Coordinadora Nacional de  Trabajadores de la Educación, Sección XVIII, marcharon también, en protesta, y se sumaron también en Palacio de Gobierno, haciendo más grande la concentración y el mitin.

En la cuadra de la Catedral, frente a Palacio de Gobierno, los jóvenes se aglomeran, encienden veladoras que les iluminan el rostro. En las rejas de la Catedral ponen grandes letreros que señalan una y otra vez la injusticia.

En el suelo, las luces parpadean frágiles entre los gritos de protesta; frágiles como las vidas de los estudiantes que se siguen esperando en sus casas. Ojalá no se apaguen; los jóvenes tapan con sus manos la flama, esa que significa verdad, el camino.

En el palacio de gobierno el letrero “asesinos” hace de marco a la inconformidad por la falta de respuestas a un acontecimiento aún incomprensible y que ha despertado no sólo a otras escuelas del país, sino también la indignación y condena internacional hacia el Estado Mexicano.

Los nombres de los desaparecidos tapizan ese tramo de la Avenida Madero; no son un adorno, son un recordatorio de que los ausentes tienen nombres, edades y familias que les esperan.

Nombran a cada uno.

– Abel García Hernández

– Abelardo Vázquez Peniten

– Adán Abrajan de la Cruz

– Alexander Mora Venancio

– Antonio Santana Maestro

– Benjamín Ascencio Bautista

– Bernardo Flores Alcaraz

– Carlos Iván Ramírez Villarreal

– Carlos Lorenzo Hernández Muñoz

– César Manuel González Hernández

– Christian Alfonso Rodríguez Telumbre

– Christian Tomas Colon Garnica

– Cutberto Ortiz Ramos

– Dorian González Parral

– Emiliano Alen Gaspar de la Cruz.

– Everardo Rodríguez Bello

– Felipe Arnulfo Rosas

– Giovanni Galindes Guerrero

– Israel Caballero Sánchez

– Israel Jacinto Lugardo

– Jesús Jovany Rodríguez Tlatempa

– Jonas Trujillo González

– Jorge Álvarez Nava

– Jorge Aníbal Cruz Mendoza

– Jorge Antonio Tizapa Legideño

– Jorge Luis González Parral

– José Ángel Campos Cantor

– José Ángel Navarrete González

-José Eduardo Bartolo Tlatempa

-José Luis Luna Torres

-Jhosivani Guerrero de la Cruz

-Julio César López Patolzin

-Leonel Castro Abarca

-Luis Ángel Abarca Carrillo

-Luis Ángel Francisco Arzola

-Magdaleno Rubén Lauro Villegas

-Marcial Pablo Baranda

-Marco Antonio Gómez Molina

-Martín Getsemany Sánchez García

-Mauricio Ortega Valerio

-Miguel Ángel Hernández Martínez

-Miguel Ángel Mendoza Zacarías

 -Saúl Bruno García

Concluye la concentración, no así el reclamo. Poco a poco se dispersan, recogen las veladoras. Limpian la calle, la parte donde estuvieron. No hubo desmanes, ni pintas. El centro de Morelia vuelve, paulatinamente, a cobijarse de frío y ruido de autos. Sin embargo, aún queda el eco de los estudiantes y su protesta. Lento, muchos de ellos se marchan.