De héroes a villanos

Especial
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Morelia/Redacción

A los grupos de autodefensas michoacanos, el Gobierno federal primero los rechazó, luego los adoptó, los alentó, les dio impunidad y hoy los tiene contra la pared, al menos mediáticamente hablando.

La participación de los hoy ex líderes de autodefensas en dos muertes violentas ha provocado una nueva cascada de críticas en contra de ese tipo de organización paramilitar, cuya presencia cubre más de la cuarta parte del territorio del estado.

Cascada de críticas hacia la Federación por no lograr que las autodefensas sean controladas y, en muchas ocasiones, hagan y deshagan en las comunidades que dicen liberar y que implementan medidas y acciones que violentan garantías individuales de sus habitantes.

Sin embargo, salvo excepciones, casi nadie duda que los grupos de autodefensa resultan un factor determinante, para que la fuerza federal se imponga con las bajas menos posibles a cárteles del crimen organizado en determinadas regiones.

Claro, sin las autodefensas, Michoacán estaría viviendo una especie de guerra de baja intensidad, en la cual las bajas federales serían decenas; estaríamos viviendo una economía  más deteriorada, un verdadero éxodo poblacional y un miedo atroz.