Contra todos… (#Fotogalería)

Imagen: Alan Ortega
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Morelia/Redacción

Fueron avanzando por la Av. Madero directo al corazón de la ciudad. Los normalistas se movilizaron nuevamente por la exigencia de justicia en el caso de sus compañeros de la escuela normal de Ayotzinapa, Guerrero.

Los normailistas, poco menos de un millar, arribaron desde diversos puntos de la geografía michoacana a la capital para manifestarse en apoyo de sus compañeros desaparecidos de Ayotzinapa, Guerrero.

Comparadas con movilizaciones anteriores, en ésta ocasión se podía ver, no en todos, más agresión en su actuar. Y, aunque por un lado, mientras desde la camioneta que encabezaba la manifestación se llamaba a la comprensión de la ciudadanía por las protestas, por otro lado avanzaban amedrentando a fotorreporteros que realizaban su trabajo de documentación.

“¿Por qué nos tomas fotos?, ¿eres de gobernación?”, confrontaba uno de los integrantes de la marcha.

Conforme se acercaban al centro de la capital, las paredes nuevamente se iban llenando de grafitis y manifiestos en los principales edificios de gobierno, bancos y comercios. Fueron dejando su ya inconfundible huella a su paso.

Se dio entonces la primera agresión contra un fotorreportero que cubría el acontecimiento. Mientras uno de los normalistas que grafiteaba las paredes de cantera del Palacio de Gobierno, sin más y sorpresivamente pintó con su aerosol el lente de Armando Solís documentaba la movilización.

Esto produjo los primeros roces en contra de quienes hacían la cobertura de la manifestación.

Los Normalistas, encapuchados, con ira evidente, y antes de abandonar las inmediaciones del histórico Palacio, realizaron pintas y destrozaron una parte de la puerta del edificio gubernamental con una varilla como herramienta.

De nueva cuenta, mientras se documentaba la llegada y destrozos al Palacio de Gobierno, otro grupo de normalistas se fue contra el fotorreportero Alan Ortega, le empujaron y amenazaron con un “retírate o te rompo la cámara”.

Al no haber condiciones, y dadas las agresiones, los fotorreporteros optaron por retirarse del lugar. Ahí se quedaron los normalistas que habían llegado con los autobuses secuestrados al centro histórico de la ciudad, encendiendo cuetes, lanzando consignas.