Breve crónica, “la feria más triste…”

Foto: Erik Sánchez
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Morelia/Samuel Ponce Morales

Dos enormes filas paralelas de un sin número de figuras de singular piedra dan la bienvenida a la feria del molcajete de la Tenencia situada al suroeste de la capital michoacana, de San José de Obispo, nombre adoptado de un jerarca religioso turco, San Nicolás de Mira y de Bari, considerado uno de los santos más queridos en toda la cristiandad griega y latina.

Foto: Erik Sánchez

Aquí, en donde “el pueblo hizo del agreste y escarpado paisaje su casa”, uno apresura el paso casi a grandes grandísimas zancadas, para aproximarse a la pequeña plaza, en el lugar en que reposa el enorme molcajete, aquel que hoy en día es el orgullo de la mayoría de los habitantes y en el que todos los visitantes quisieran posar con él.
El ardiente sol impide mayor afluencia en el primer día de dos, tres del últimamente tradicional evento, el panorama es tal que a su arribo el fotoperiodista Enrique Castro, aquel que captó una de las mejores imágenes del mundial de futbol Rusia 2018, entre broma y no, lo calificó como “la feria más triste del mundo”.

Foto: Erik Sánchez

Y es que la tarde se vino encima, la afluencia seguía sin exceder a la de los comerciantes artesanos, eso sí empezaba a crecer el número de pequeños que con su ir y venir arrollaban la vista y la música del sonido estaba por encima de los ligeros murmullos de la escasa gente; vamos, hasta ese momento, no había nadie para la carrera de burros ni pal el palo encebado…
Cierto, el sol empezaba a ocultarse y la gente empezaba a arrimarse más y más, poco a poco, pero era la de ahí, los nativos, la demás, la de fuera, vendría ya mañana, ya pasado mañana; la noche envolvió el pueblo y opacó los cerros de los cuales los hombres suelen iniciar su faena de extraer la piedra volcánica que irán modelando las piezas de su cotidiano vivir…

Foto: Erik Sánchez