Breve crónica de un triunfo no pronosticado

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Moscú/Enrique Castro

Y pasó… En Moscú, del otro lado del mundo, México invadió a la antigua Unión Soviética. El estadio de kikik lució de color Verde adentro y afuera. Se estima que son más de 40 mil aficionados mexicanos, quienes tienen tomada la capital rusa.

Cientos de disfraces y muestras de la cultura mexicana desfilaron por loa alrededores del estadio mientras que todos pedían fotos. Los alemanes lucían atónitos ante la marea verde que veían.

Adentro, un triunfo histórico; se le ganó de manera guerrera al campeón del mundo, incluso cuando la maquina alemana atacaba. El pronóstico no fue favorable para loa teutones.

Después del partido, la sensación moscovita es México y sus miles de aficionados, los cuales tomaron la histórica ciudad, si tregua alguna.

Los aficionados de los demás equipos latinoamericanos que compiten en la justa se unieron a los aztecas como si todos fueran uno solo. En las calles del Centro es una fiesta mexicana y Los rusos no pueden pararlo.