Así despidieron al tercer candidato asesinado en Michoacán

ACG
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Ocampo/Ivan Villanueva

Con lágrimas en los ojos, camisa de vestir y el rostro desencajado, un hombre sale del Hotel Posada del Bosque y anuncia a las personas que se encontraban en las afueras, que será en el salón de lugar donde velarán a su hermano, Fernando Ángeles Juárez.

“Lo asesinaron cobardemente, les doy las gracias por estar aquí, aquí lo vamos a tener, aquí lo vamos a traer, en cuanto llegue se abrirán las puertas para que pasen, les agradezco su estancia, desgraciadamente nos quedamos sin gallo”, fueron las palabras de Ricardo Ángeles, enseguida cerró la puerta y se internó en las instalaciones.

La gente que se encontraba sobre la banqueta comenzó a retirarse para regresar más tarde y dar el último adiós a su candidato. 

Una reja blanca cerrada con cadenas y custodiada por policías y un par de veladores del lugar, era lo único que se podía observar en el lugar de este crimen.

Pasaron algunos minutos, y los policías se retiraron, únicamente quedaron dos escuálidos jóvenes cuidando que nadie ingresara a la propiedad, su semblanza era de miedo, pareciera que ellos habían sido testigos de algo.

Mientras tanto, la presidencia municipal de Ocampo era resguardada por elementos del ejército mexicano y la Policía Michoacán, un par de ellos fueron cuestionados por tres niños que caminaban por este edificio, es manera de travesura se fueron corriendo tras ser ignorados por los uniformados.

En la esquina, una escuela primaria, de donde iban saliendo algunos niños en compañía de sus madres quienes les pedían no las soltaran de la mano y preferían rodear la plazuela principal ya que el escenario generaba algo de pánico.

En Ocampo, casi todo parecía transcurrir con normalidad, la mayoría de los comercios se encontraban abiertos, la resignación se respiraba en el ambiente, algunas personas que portaban la playera de este candidato sólo esperaban la hora en que los restos arribarían pues habían sido llevados a la fiscalía regional de Zitácuaro.

Pasaron las horas y las puertas del hotel en donde vivía Angeles Juárez se abrían con mayor frecuencia, camionetas cargadas con sillas, flores y coronas ingresaban a este lugar.

A lo lejos, una carroza fúnebre escoltada por dos automóviles, se observó y con piedras, detuvieron la reja del hotel, para que pudieran entrar de manera rápida y sin tener que detenerse.

En la entrada de un salón al interior del hotel, con lágrimas y llanto ya los esperaban sus amigos y familiares, el vehículo se detuvo y de inmediato bajaron el ataúd, cargado con dificultad, los restos del tercer candidato asesinado en menos de dos semanas iba serán velados durante esta noche.