En busca del periodista perdido

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Julieta Coria/Morelia

Su ojos lo decían todo, ojos tristes que se esconden tras el ‘flasheo’ de las cámaras, ojos tristes que no responden, como si no quisiera mirar. Esa mirada lo decía todo, las palabras sobran, bastaba reflejarse en ellos para sentir el dolor que sólo alguien puede sentir, cuando se ha perdido a un ser amado.

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Madre e hija, se abrazan por un momento, cierran los ojos, cómo esperando que al abrirlos todo el dolor se hubiera ido, miran al cielo, esperando la justicia divina.

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Están listas, acompañadas de familiares y periodistas que hoy marchan para exigir justicia en  la desaparición del ex director del canal 6, de Múgica, Salvador Adame Pardo; periodista, esposo y padre.

Son las 9:00 de la mañana y la segunda marcha de periodistas michoacanos, estaba por empezar, vestir de negro, ya no era necesario, ahora la demanda es más cruda, la exigencia duele y contagia, la exigencia con vida del periodista, es la voz unísona que todos alzarán, esta mañana.

La lucha contra la injusticia, contra la impunidad, la represión son apenas pequeñas demandas en un país en el que están matando a sus periodistas.

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Ha comenzado, más de 50 periodistas marchan al coro de “ni uno más”, “no están solos”, “no al silencio”, “porque vivo se lo llevaron, vivo lo queremos” éste ultimo, con más rabia y coraje, cada vez que los familiares de Adame Pardo gritaban una y otra vez.

A paso lento sobre las calles, se escuchaba el grito del gremio periodístico, y aunque no son todos los que son, pero están los que deben estar, se acompaña a la familia, a su esposa y su hija, del periodista desaparecido días atrás.

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Durante el camino y con la mirada perdida sobre los cartelones con las fotografías de Salvador Adame, caminan como si no pisaran, madre e hija, derraman más tristeza, a cada paso.

“Quiero que nos entiendan, que por la situación que estamos pensando, no queremos dar entrevistas o hablar a fondo de del tema…” decían antes de caminar.

“Entiéndanos por favor”, decía la hija, con  voz, apunto del llanto. No, no lo entiendo, pienso. No hay manera de sentir el dolor que sienten, el dolor, la angustia y la desaparición de perder, así, de pronto a un ser querido.

La marcha avanza, el tiempo ni se siente, las exigencias son claras en la voz de la compañera América Juárez, al frente de la marcha, es fuerte, es brutal con sus palabras directas, dolorosas, y complejas de entender, para quién desde lejos escucha, pero a los que vamos dentro, cala y trasmite el dolor, en cada grito de “Justicia, Justicia”.

Durante todo el recorrido, madre e hija, caminan en silencio, tratan de gritar las consignas, pero las palabras duelen, sus ojos lucen cansados, no hay más que el reflejo mismo, de la incertidumbre, del coraje y el dolor.

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La marcha termina a las afueras de Palacio de gobierno, ahí como en el Congreso del estado y varias partes de la ciudad se han pegado manifiestos, donde la justicia, es el grito perdido, en tierra de nadie.

La señora Frida Ortiz, toma el micrófono, y con una voz cortante, agradece muestras de solidaridad y señala “yo solamente quiero decirles que lo que nos mantiene es la fe, tenemos la confianza en Dios en que él lo va a traer con vida”.

Enseguida la periodista Patricia Monreal Vázquez, leyó un manifiesto para demandar a las autoridades los avances en la investigación de la desaparición de Salvador Adame.

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“Repudiamos las intenciones gubernamentales por acallar toda noticia o acción solidaria en torno al caso; exigimos resultados a la brevedad; manifestamos nuestra solidaridad plena a los familiares…”.

 

Los periodistas poco a poco se dispersan. La señora Frida, permanece por un momento sola, mirando la imagen de su esposo.

La miro de frente, ella no lo hace y sólo me queda en la memoria esos ojos tristes, secos, ya sin lágrimas…

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