“Listas las mañanitas”

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Enrique Castro/ Acueducto Online

Miles de peregrinos llenaron la avenida Madero y la Calzada Fray Antonio de San Miguel para arribar al Santuario de la Virgen de Guadalupe, en la colindancia del Centro histórico. Todos ellos llegan a dar las “mañanitas” o simplemente a adelantarse un par de horas a la máxima fiesta de la religión católica en México. Solitarios o en grupo, llegaban rezando y cantando, inclusive a caballo algunos. Otros bailan con ropas tradicionales, las mujeres de “guarecita” y los hombres vestidos de manta. Así es la forma de vestir, emulando al indígena (ahora) San Diego, a quien se le “apareció” la Virgen en el Tepeyac.

Algunas personas pagan mandas este día, se llenan de fe y valor para llevarlas a cabo; principalmente recorren toda la calzada de rodillas, ayudados de familiares que les ponen trapos delante para que sea menos duro cada avance. El sentimiento comienza a aflorar para algunos a medio camino, llegan destrozados y cansados hasta el altar de la iglesia. Otros caminan descalzos sin importar el suelo.

En las afueras del templo la verbena está a todo lo que da, y es lo tradicional comer pambazo, jugar en la pequeña feria o “entrarle” a las cañas y cacahuate. Ahí, la imagen de la virgen de Guadalupe se comercializa en cualquier forma y tamaño, desde estampas religiosas hasta pequeñas alcancías que se muestran a un lado del Capitán américa o el chapulín colorado. Fiesta de alegría para muchos y de tristeza y fe para otros. Sin embargo, la cantidad de personas que se observan a lo lejos, en la calzada muestran a la fe en su máxima expresión.